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  • Foto del escritorEstrella Collado

Agua de la Reina de Hungría



En Hungría, durante la Edad Media, vivió una reina llamada Isabel ( Isabeel Lokietek 1305-1380), famosa en toda Europa por su gran belleza y poder de seducción. Isabel Piast nació en Polonia en 1305 hija del rey Vladislao I. Por las buenas relaciones entre los dos países, al quedar viudo de su tercera esposa, la princesa polaca se convertirá en la cuarta esposa del monarca húngaro Carlos Roberto, en reina consorte y madre de los reyes Luís I de Hungría y Andrés I de Nápoles.


Isabel logró alcanzar gran protagonismo al ser un personaje muy influyente en la vida política húngara del siglo XIV. Fue mujer de carácter, con conocimientos políticos y grandes dotes de mando. Al fallecer su esposo, el rey, en 1342 y contrariamente a los usos y costumbres de la época, Isabel no se retiró a un convento, sino que se mantuvo en la corte como consejera de su hijo el nuevo rey Luís I, quien contaba con ella para tomar todo tipo de decisiones.


Su persona estuvo rodeada de misterios y leyendas. Aunque, lo que está claro es que fue una mujer bella con mucho carácter y de gran valía. Y pese a su enfermedad logró llegar a una extrema longevidad, pues murió a los 75 años de edad, lo que en su época resultaba poco común.


Uno de los mitos alrededor de su figura, cuenta como con el paso de los años su salud se debilitaba por una tremenda enfermedad que aquejaba sus huesos, y su belleza. La reina se iba deteriorando a pasos agigantados. Un día paseando a caballo por el bosque, encontró a un alquimista y le pidió que le preparara una loción con la que pudiera recuperar su salud o al menos apaciguar sus terribles dolores. El taumaturgo, sin tardar, elaboró una tintura alquímica de romero a la que añadió aceites esenciales rejuvenecedores, curativos y refrescantes que otorgaban al preparado una deliciosa fragancia.


Los hechos corrieron como la pólvora por todo el país, en poco tiempo, la Reina Isabel recuperó la salud, rejuveneció y también parecía mucho más bella. Es más, cuentan que a la edad de 60 años su aspecto era el de una mujer joven e incluso que llegó a tener más hijos. Hecho que en absoluto está demostrado. Como fuere, el caso es que el resultado fue tan bueno que todas las damas de Hungría comenzaron a utilizar el mismo preparado, que además de curar los dolores de los huesos, eliminaba las arrugas y devolvía el aspecto lozano y sano de la piel.


Aquella fórmula, se hizo famosa en toda Europa durante la Edad Media y el Renacimiento, pero aún es recordada actualmente como Agua de la Reina de Hungría, uno de los cosméticos naturales más usados.


El principal ingrediente de la receta era la flor de romero, que debía ser recolectada y macerada al sol durante cuarenta días. El proceso tenía que empezar un día y a una hora en concreto por consejo de los astrólogos de la época. Una vez terminada esa etapa, empezaba otra en la que había que calcinar los residuos y macerar las cenizas, ya que el alcohol por sí solo no podía extraer las propiedades del romero. Posteriormente se añadían a esta fórmula unas gotas de varios aceites esenciales. Otra variante del agua de la Reina de Hungría, llamada de Omorovicza, lleva como ingredientes agua termal húngara, agua de rosas, agua de flor de naranjo, salvia, extracto de manzana, proteína de lupino, clorella y extracto de acerola. Por lo que es un excelente y delicado perfume de agua de azahar, además de todas sus otras particularidades. En Budapest, la capital, son muy apreciadas sus aguas termales y los balnearios el alma de su cultura. En ellos el famoso tratamiento de la reina está disponible para todos los usuarios que lo demanden.



Imágenes de Budapest. Propiedad de - edad de niebla -




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