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Artrosis y deporte



Dr. Luis Rodríguez


La artrosis es una artropatía (que afecta a las articulaciones) y se caracteriza por:

-Destrucción del cartílago articular, que es la superficie blanquecina que recubre las articulaciones y permite que se deslicen suavemente con un mínimo rozamiento de ambas superficies.

-Presencia de inflamación de la capa que recubre la articulación (sinovial) que es la que produce el líquido que alimenta al cartílago, aumentando la cantidad del mismo y disminuyendo su calidad, lo cual contribuye también a su destrucción. - Afecta a todas las poblaciones -


Su incidencia aumenta con la edad, afectando al 85% de la población anciana e invalidando al 10% de las personas de más de 60 años. A partir de los 50 es más frecuente en mujeres, debido a la pérdida protectora de los estrógenos por la menopausia. Las articulaciones más afectadas son: Las manos, la columna vertebral, la rodilla, la cadera, y la articulación metatarso falángica del dedo gordo del pie (juanete).


La artrosis no se origina por una sola causa por lo que decimos que tiene un origen multicausal. Así sabemos, que en una gran parte de los casos el origen es genético, pero influyen otros factores múltiples como son los constitucionales y mecánicos. En resumen, el problema es que una vez que la articulación comienza a deteriorarse se inflama y aparece el dolor que puede tener un comienzo brusco o bien progresivo como ocurre generalmente. Como decía anteriormente, las causas de la artrosis son múltiples y variadas, pero ciñéndose al título de este artículo podemos plantearnos la siguiente cuestión: dado que el deporte aumenta la carga y exige un esfuerzo extra a nuestras articulaciones ¿podría ser que ese mismo deporte aumente el riesgo de padecer artrosis?. Para responder a esta cuestión existen estudios científicos que analizan y matizan el tema. En 1994 en el Helsinki Reseach Institute for Sports publicaron un estudio en el que siguieron a 2049 atletas que participaron en competiciones entre 1920 y 1965 y lo comparaban con 1403 individuos que eran no deportistas. A los deportistas los dividieron en tres grupos, deportistas de resistencia, deportes diversos y deportes de fuerza. Tras un seguimiento de 20 años encontraron que el 6% de los atletas padecieron artrosis contra el 2,6% de los individuos no deportistas y de los tres grupos, los que practicaban deportes de resistencia resultaron los que más tardaban en desarrollar problemas de artrosis. Las articulaciones más dañadas eran la cadera seguida de la rodilla y el tobillo. Deducimos de esto que los deportistas de competición presentan más del doble de posibilidades de padecer artrosis que los individuos más sedentarios. Otro estudio importante es el de la Universidad de Carolina del Sur, que estudió a a 16.971 pacientes entre 20 y 87 años de edad, dividiendo la actividad física en tres niveles: Alto, los que corren más de 20 millas a la semana (unos 32 Km). Moderado, que corren entre 10 y 20 millas por semana. Bajo, que corren menos de 10 millas por semana. Las conclusiones a las que llegan son que en el grupo de alta actividad hay un mayor riesgo de padecer artrosis en personas por debajo de los 50 años y en el grupo del ejercicio moderado un mayor riesgo de padecerla en mujeres por encima de los 50 años. A modo de resumen, aunque el deporte es cardiosaludable y plantea más beneficios que perjuicios a nuestra salud, debe practicarse de manera responsable y con cierta moderación (como todo en la vida) ya que hay muchas evidencias de que practicado en “exceso” puede ser perjudicial para nuestras articulaciones.

Dr. Luis Rodríguez López Especialista en Traumatología



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