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  • Foto del escritorBelén Matanza

Bronquiolitis o la epidemia de los más pequeños



A golpe de epidemia nos estamos convirtiendo en auténticos expertos en enfermedades y si no teníamos bastante con la de gripe y COVID se ha añadido otra al grupo, la de la bronquiolitis. En estos momentos, nuestro país está viviendo el pico de incidencia máxima de esta enfermedad.

Se la conoce también como la “epidemia de los niños más pequeños” ya que afecta principalmente a los niños menores de dos años, y este año es especialmente grave porque el virus ha dejado de circular durante dos años y medio por la pandemia de coronavirus, lo que ha obligado a tener que reforzar los servicios de urgencias y las unidades de hospitalización para atender a los más chiquitines y además de los problemas de salud que produce en los niños y la lógica preocupación de las familias, produce una sobrecarga importante del sistema sanitario.

Esta patología afecta principalmente a los niños menores de 2 años, y se estima que aproximadamente un 20% de los niños tendrá un episodio de bronquiolitis en su primer año de vida. En nuestro país se producen cada año 100.000 casos de esta enfermedad en niños menores de 2 años y es la principal causa de hospitalización en pediatría, especialmente en los menores de 6 meses, y sobre todo, los menores de 3 meses, que son los que tienen un riesgo más elevado de ingresar en la UCI.

Lo más habitual es que esta enfermedad se pueda tratar en casa, y los síntomas principales suelen ser banales como la tos, la fiebre y la mucosidad nasal, siendo el virus respiratorio sincitial el causante de la mayor proporción de casos. Pero en los más pequeños el virus puede afectar al bronquiolo, que es un conducto estrecho existente antes de llegar al alveolo pulmonar, que si se inflama, va a impedir la entrada del aire, provocando dificultad respiratoria, de ahí, que los más pequeños precisen ingreso hospitalario.

Al producirse la enfermedad por un virus no tiene tratamiento, por lo que, lo único que se puede hacer es procurar aumentar el confort del niño limpiando las secreciones nasales y aplicando antitérmicos para reducir la fiebre y solo en el caso de los niños hospitalizados se precisará la utilización de aparatos para respirar mejor. Los tratamientos contra el asma no son eficaces y los pediatras desaconsejan el uso de antibióticos, mucolíticos, descongestionantes o jarabes para la tos de forma generalizada.

Los investigadores insisten en la aplicación de medidas preventivas como la vacunación materna y la inmunización pasiva, pues al estar vacunada la madre, el bebé va a nacer con anticuerpos contra el virus. Existe un anticuerpo monoclonal, el palivizumab pero su administración está limitada a los bebés muy prematuros, o los que tienen problemas respiratorios o cardíacos graves. Y la Agencia Europea del medicamento ha aprobado otro anticuerpo monoclonal para lactantes, pero que todavía no se comercializa en nuestro país, y que podría evitar tres de cada cuatro casos y que funciona en bebés sanos, es monodosis y dura los cinco meses de la campaña.

Y mientras tanto, lo más indicado es realizar lavados nasales frecuentes posición semiincorporada para dormir, tomas fraccionadas y lavarse mucho las manos para prevenir los contagios. Y lo mejor de todo es que este virus suele producirse de forma episódica solamente durante los meses de noviembre y diciembre, y como este año se ha adelantado, en breve, veremos como nuestros bebés quedan libres de su influencia.

Imagen de - edad de niebla -







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