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  • Foto del escritorBelén Matanza

Consumo responsable en Navidad



- edad de niebla -


Ya tenemos de nuevo la navidad a la vuelta de la esquina. Hoy aun con los años que tengo, todavía me sigue gustando mucho celebrar estas fiestas, y ello, a pesar de los seres queridos que ya no están, y que las niñas han crecido, pero todos los años recibo estas fechas con la misma ilusión que cuando era niña. Me encanta pasear por las calles iluminadas de las ciudades, visitar los belenes y reunirme con mis amigos y familiares. Y dada la templanza que acompaña a los años hace tiempo aprendí una serie de trucos que me han permitido afrontar las fiestas y el nuevo año, dejando prácticamente intacta mi economía, y sin dejarme llevar por el derroche al que parecen estar invitándonos. Cuando era mucho más joven, relacionaba la navidad con gastar y cuanto más gastaba mejor creía que lo iba a pasar, hasta que me di cuenta que lo que estaba haciendo era caer en las redes de un consumismo mal entendido que, a final de cuentas, me provocaba estrés, ansiedad, y dejaba mi economía maltrecha durante una buena temporada. La llamada "cuesta de enero" no es tan solo una frase hecha, para muchas familias remontar el gasto de las navidades y finalizar enero con buen pie, constituye un autentico reto. Por eso, hoy quiero compartir con vosotros mis pequeñas astucias navideñas que personalmente me han ayudado mucho, y que he transmitido a mis hijas. Astucias que no son nuevas, que seguro que habéis oído muchas veces y que os invito a poner en práctica.


Lo primero, tenemos que hacer un presupuesto, de lo que queremos o podemos gastar en navidad, y, sobre todo y más importante, atenernos a él. Siempre digo que en estas fechas es mejor olvidarse de las tarjetas de crédito y pagar como vulgarmente se dice en calderilla. Ya sé que, en el momento actual, a causa de la pandemia, ello es difícil, al recomendar en todos los sitios que paguemos con tarjeta para minimizar el riesgo de contagio. Y ello, nos obliga a planificar todo mucho más.


Tenemos que pensar primero en que vamos a gastar el dinero. Hay que planificar los menús navideños. Pues conociéndolos de antemano sabremos los ingredientes que necesitamos y atendremos nuestro gasto a esos ingredientes. La famosa lista de la compra de nuestras abuelas. Que inteligentes eran eran, darían lecciones a muchos economistas actuales. De hecho, uno de los métodos que recomiendan actualmente, el método japonés kakebo, para ahorrar, se basa principalmente, en hacer un listado con lo que vamos a comprar. Como veis esta todo inventado. Vayamos a la tienda con esa lista, y no nos salgamos de ella, aprendiendo a resistir a las múltiples tentaciones que los comercios nos ponen en nuestro camino. Con ello, ya tendremos mucho ganado.


También suelo anticipar las compras navideñas, pues es bien sabido, que a medida que se aproximan estas fechas, suben los precios ostensiblemente, por lo que acostumbro a congelar hasta la carne y el pescado, pero si no os gusta ese método, dejar la compra de los productos frescos para el ultimo momento y encargar el pedido con antelación a vuestro proveedor habitual, lo que os ayudara a evitar sorpresas de última hora. Y seamos también creativos, no tenemos que comer siempre marisco en estas fechas o el pescado o la carne mas cara, hay alternativas buenísimas a bastante mejor precio. Si al final de lo que se trata, es de reunirse toda la familia y pasar un buen momento juntos. La comida es lo secundario. Los atracones de navidad muchas veces me hacían sentir como si fuese un pavo al que hubiese que cebar en estas fechas. No nos perdamos en las bambalinas y recuperemos el auténtico espíritu navideño.


Aprovechemos también para comprar los productos de proximidad. Es buen momento para ayudar a los proveedores locales, y somos un país generoso en denominaciones de origen, que tenemos en todos los productos, así que aprovechémonos de ello, y consumamos los vinos, quesos, jamones... de nuestro país. Con lo rico que esta todo y la gran variedad de productos que tenemos, ajustemos nuestros menús a lo que nos brinda nuestra tierra.


En cuanto a los regalos, seamos creativos, no por comprar lo más caro el regalo va a ser mejor. Me gusta sorprender a mis seres queridos y durante el año me convierto en una autentica detective tratando de averiguar que es lo que les gustaría tener y, sobre todo, me gustan los regalos personales. Aprendí a tejer para hacerle un juego de bufanda y gorrito a mis hijas, que personalicé con su nombre. Ya tiene años, pero todavía guardan con cariño esa reliquia que hice con mis torpes manos. A veces nos olvidamos de lo que realmente les gusta, y compramos los regalos como si fuesen para nosotros. Desterremos esa costumbre, y compremos lo que realmente se adapte y le guste a la persona a la que le vamos a hacer el regalo. Y no siempre tiene que ser algo para ponerse, como la consabida joya o perfume, también podemos regalar entradas para un museo, para ir a un spa, una cena gastronómica o incluso para hacer un viaje en globo, hoy en día el abanico de ofertas es tan grande que solo tenemos que limitarnos a descubrir con qué podríamos sorprender a nuestros seres queridos y regalarles esa experiencia única, que sí podemos compartir todos juntos mucho mejor. Recordad siempre, que las experiencias permanecen en nuestro recuerdo, lo material produce un placer efímero que se esfuma con rapidez.


Y muy importante, no olvidemos nunca, que en estas fechas, seguimos, manteniendo nuestros derechos como consumidores, que debemos hacer valer en todo momento, para lo que es muy importante que exijamos ticket de todo lo que compramos, por si es preciso reclamar, y recordad también que todos los establecimientos tienen que tener hoja de reclamaciones a nuestra disposición, así que, si nos engañan o no cumplen con lo publicitado o la calidad no es la esperada no dudéis en exigir dicha hoja y ejercer vuestros derechos.


Para concluir, creo que todo lo que os he dicho se resume en una única frase final, consumir si, pero responsablemente. Felices fiestas para todos





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