Edad de Niebla
Diagnóstico cáncer
Un camino a la esperanza
Historia real

Con un mensaje de esperanza, Dolores nos describe una dura etapa de su vida con la que nunca hubiera contado
Llevaba más de un mes haciendo pruebas médicas y, por fin, a la mañana siguiente, un 20 de enero, me darían el diagnóstico. Esa noche no pude dormir, mi cabeza daba vueltas y mas vueltas y una palabra acudía obsesiva y machaconamente, "cáncer" "cáncer" "cáncer"... tenía miedo pero por otra parte pensaba que no podía ser, que era imposible. Así entre pesadillas pasó esa terrible noche y al día siguiente , acompañada por mi hija, mi hijo y mi pareja acudimos al hospital. Yo esperaba estar equivocada pero las piernas me temblaban y el corazón latía desbocado. Cuando la doctora me dio la noticia era como si yo no estuviera allí, como que no iba conmigo, nada de lo que sucedía me parecía real . Ella insistía : "Es un linfoma y el día 27 empezamos la quimio" . ¿Quééé? ¿Cómooooo? !no puede ser, tienen que estar equivocados. Yo siempre me cuidé y gocé de una salud de hierro!, pensaba mientras la oía a lo lejos, retumbando en mis oídos el terrible diagnóstico. Pero así eran las cosas y eso me estaba pasando a mí, justo a mí. Nos fundimos los cuatro en un abrazo llorando y a mi hija e hijo les dije: "Esta guerra la voy a ganar, me voy a curar así que ahora nos toca estar juntos y seguir adelante con todas las fuerzas que tengamos, yo las tengo todas, voy a luchar y voy a vencer".
Llegamos a casa y una rabia inmensa se apoderó de mi, me apetecía romperlo todo, vasos, platos y dormir, dormir, dormir... a ver si al despertar todo había sido una pesadilla, también quería coger el coche y largarme lejos por si al poner distancia todo desaparecía, incluida la maldita enfermedad, pero me recompuse y una fuerza interior se apoderó de mí, me sentía capaz de todo, de emprender esa batalla y ganar al cáncer.
Empecé con la quimio el 27 de enero y allí estaba en mi sillón, rodeada de personas que estaban cómo yo, cada una en el suyo recibiendo la dosis de veneno que nos iba a curar. Quienes recibíamos el tratamiento teníamos al menos dos cosas en común: EL MIEDO: miedo a no curarse, a sufrir, a perder las fuerzas y a morir . También teníamos en común las pérdidas porque quien más y quien menos hemos perdido algo o mucho. Nuestra antigua vida tal y como la vivíamos había desaparecido y teníamos que aprender a llevarla de otra manera conviviendo con la enfermedad, algunas personas han perdido amistades, parejas y otras hasta la esperanza. Este estado de ánimo hipersensible me hace navegar por este mar de emociones, a veces turbulento, otras tranquilo, pero siempre intento mantenerme a flote hasta que por fin alcance la ansiada tierra. Cuando acabé la última sesión salí del hospital y lloré de emoción , de alegría, esperando el diagnóstico anhelado: REMISIÓN TOTAL DE LA ENFERMEDAD. Fue un día maravilloso. No sé si hacía sol pero para mi brillaba en el cielo el mas claro de los días, sólo me quedaba el autotrasplante para acabar con toda esta pesadilla.
Fue un éxito total y hoy, casi un año después me encuentro mejor que nunca. Tengo tiempo para mi, ya no vivo contra reloj, disfruto de las pequeñas cosas de cada día porque amo la vida y apuesto por ella, me gusta con sus sinsabores y alegrías, me gusta todo lo que me da y acepto tanto lo bueno como lo malo ya que el conjunto de ambos es la misma vida.
Hace años la palabra cáncer estaba asociada inevitablemente con muerte pero en la actualidad no es así. En España hay mas de 800.000 personas que padecen cáncer. Una gran mayoría nos curamos y otra puede convivir con el padecimiento al cronificarse éste. Tenemos que hablar con naturalidad de esta enfermedad, sin esconderla, ya que al hablar podemos ayudar a otras personas que la están sufriendo en silencio. Me decidí a escribir estas líneas por si puedo contribuir a romper el tabú que supone la palabra cáncer.
La actitud ante la vida es importante, pero en esta enfermedad lo es aún mas porque no vale rendirse y tienes que buscar el lado bueno de la vida, hasta en este terrible momento. Las personas queridas que estuvieron a mi lado me ayudaron emocionalmente a soportarlo al saber que no estaba sola. ! Cuanto valoré un gesto cariñoso, una palabra de ánimo, un abrazo...!
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Doy gracias por haber nacido y me acepto tal y como soy, todo esto me lo enseñó ese largo camino que transité a través de la enfemedad, por eso desde éstas breves líneas deseo enviar un mensaje de esperanza a las personas que las lean y puedan estar en esta situación o que tengan a algún ser querido que lo esté. El cáncer se puede curar. Ánimo y fuerza.
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