Dice Yoda, el personaje de Star Wars: “ Miedo es el camino al lado oscuro , el miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio lleva al sufrimiento “.
Pero ¿quién no ha sentido miedo alguna vez?
El miedo es una respuesta natural ante un peligro. Desde pequeños ya lo sentimos. No sé si viene en los genes o si como teoriza el pensamiento conductista, el miedo es algo aprendido. Lo que creo tener claro es que consiste en una emoción primaria que responde a una defensa natural que va en aumento a medida en que advertimos nuevas alertas ante posibles riesgos, miedos ante peligros objetivos contra los que debemos reaccionar. Vivimos rodeados de situaciones que nos lo facilitan, miedo a lo diferente, a volar. a desastres naturales, enfermedades, a falta de trabajo, al mar etc, Estos son miedos adaptativos ante situaciones que existen, cada uno tiene los suyos y nos producen ansiedad, angustia… y que como todos los demás miedos, nos hacen sufrir. Pero si hay un miedo del que debemos huír es el inculcado desde los poderes para someter.
A lo largo de los tiempos las religiones amenazaron siempre con un terrible más allá a quienes no cumplen sus reglas y una felicidad eterna a quienes las obedezcan. En las guerras siempre han imperado los mensajes del miedo como arma de descrédito hacia los contrarios. Eran mensajes a viva voz que no llegaban a todos, pero es desde que Samuel Morse puso en marcha la comunicación telegráfica en 1830, y más tarde el alemán Hertz produjo las ondas hertzianas, que otros científicos siguieron perfeccionando y convirtiendo en nuevos inventos destinados a la comunicación a distancia, que se fueron marcando épocas hasta el más reciente, Internet, ampliando así el camino a los mensajes destinados a desestabilizar a la población en beneficio de los poderes de turno. De todos es sabido que los antagonismos ideológicos fueron caldo de cultivo y supieron aprovechar en su favor estos inventos que facilitaban y facilitan la difusión de sus propagandas más o menos agresivas y mendaces sobre sus contrarios.
Toda acción emitida es comunicación y toda comunicación tiene una intencionalidad por la que en un contexto de enfrentamiento cualquier cosa es susceptible de ser utilizada. No es lo realmente efectivo si lo que nos transmiten es verdad o mentira, lo verdaderamente útil es que sea verosímil y, como el miedo se contagia, que lo que se dice “rebote” entre las gentes dispuestas a creer porque mediante las palabras también se pueden ganar batallas y, desde los principios de la retórica, la credibilidad ha sido considerada como uno de los factores clave para persuadir, por tanto, estos mensajes siempre son más efectivos si el emisor conoce bien la regla de darle a la mentira un envoltorio de verdad, y hay verdaderos expertos en ello, especialmente en grupos ideológicos y en empresas. Saben que el riesgo a no ser creídos subyace y tienen que echarle maña para convencer a los propios primero y apelar a las emociones del público intentando demonizar a los ajenos. Todos conocemos la memorable campaña propagandística de Goebbels en la Segunda Guerra Mundial o en la Civil Española desde ambos bandos, en prensa escrita o en la radio que tan bien supo utilizar el bando franquista.
Existen muchos métodos de manipulación, pero es el del miedo el que causa mayor efecto en momentos de crisis o conflictos bélicos, el que más cala en el espíritu de las masas. Una población atemorizada es siempre más vulnerable a ser convencida porque el miedo cercena nuestra voluntad e inmoviliza nuestra capacidad de cognición.
Estamos ya a finales del año 2022 y lamentablemente día a día podemos percibir como estas estrategias continúan cada vez con más preponderancia gracias a ese potente vehículo de acercamiento a la población que son algunos, que más que medios de comunicación y de difusión de noticias, han pasado a convertirse en un elementp de instrumentalización destinado a los poderes para intentar persuadir, incluso engañar para conseguir el sometimiento mediante el miedo.
Imagen de - edad de niebla -