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Giusseppe Tartini y la Sonata del Diablo
Giusepe Tartini (1692-1770) fue un músico italiano, compositor, virtuoso violinista y estudioso de la música barroca. Nació en Istria, cuando era parte de la República de Venecia -en la actulidad pertenece a Eslovenia-. Su madre eslovena y su padre un comerciante de sal veneciano, tuvieron cuatro hijos, y a Giussepe que era el segundo le tenían destinado para ser eclesiástico. Y a la edad de 12 años inicia estudios en Colegio de los Padres de las Escuelas Pías de Capodistria, donde tomó contacto con la formación musical básica, y también entabló una gran amistad con el compositor y violonchelista Antonio Vandini.
Con una mente privilegiada para el estudio, cursó con brillantez la carrera de Leyes en la Universidad de Padua. Se enamoró de Elisabetta Premazore, una mujer que su padre desaprobó por ser de clase baja. Al fallecer su progenitor se casan en secreto. Pero la flamante esposa era protegida de un poderoso cardenal, quien acusó a Giuseppe de secuestrarla. Por esta razón se vio obligado a huir. Durante dos años fue acogido, en el convento de San Francisco en Asís, gracias a un pariente suyo quien le animó a retomar el violín. En esta etapa de soledad y meditación llegó a cambiar su carácter, volviéndose un ser más humilde y amable. Después de un tiempo y enterado de que fue perdonado por el cardenal, abandona la vida monástica para trabajar como violinista en el teatro de Ancona. Y a partir de esta etapa su vida quedaría vinculada a la música para siempre. A él se debe lo que recibió el nombre del fenómeno del “tercer sonido”. Y el honor de haber sido el primer propietario de un violín fabricado por el famoso lutier italiano Antonio Stradivari.
Tartini participó en eventos importantes de la época en Europa, dio numerosos conciertos y trabajó como músico de la iglesia de San Antonio de Padua lo que le permitía vivir holgadamente. En 1728 creo la Scuola delle Nazioni -Escuela de las Naciones- centro especializado en música de violín que atrajo a estudiantes de toda Europa. Compuso más de ciento cincuenta conciertos y unas cien sonatas.
Existe una leyenda alrededor de una de esas maravillosas composiciones del maestro Tartini. Parece ser que estaba obsesionado con escribir una sonata original, rara e impactante. Pero no encontraba el modo de hacerlo, no concebía ninguna idea para alcanzar su objetivo. Y esa situación le mantenía muy perturbado. Un día, desesperado por tantos esfuerzos en vano, tras muchas horas de trabajo y zozobra en busca de una melodía para su sonata, se acostó para dar un poco de tregua a su cerebro febril. E cuanto se quedó dormido parece ser que tuvo una horrible pesadilla…el mismo diablo entraba sigiloso en la habitación para tocar su violín. Con temor de que el extraño ser estropeara su preciado instrumento, sintió el afán de arrebatárselo, más sorprendido observó que no podía moverse, y muy a su pesar hubo de quedarse quieto, mientras Lucifer apoyando el violín contra su hombro posó el arco suavemente sobre las cuerdas y empezó a tocar. Tartini escuchaba embelesado. Nunca había oído una melodía tan extraña y tan seductora a la vez. Tras escuchar absorto la sonata diabólica, suplicó al “artista” que la repitiera una vez más. Más Satán con melistofélica y burlona sonrisa desapareció de la estancia. Tartini despertó de un gran salto de su pesadilla en un intento de detener al diablo y ante la imposibilidad, aún con las mágicas notas resonando en sus oídos, poseído por la emoción del momento, tomo papel pautado y enloquecido de gozo comenzó a escribir las notas que se agitaban en su mente. Y sin dudar con celeridad lo fue transportando al pentagrama.

Así nació la sonata para violín en sol menor con gran éxito y conocida por todo el mundo con el título El Trino del Diablo o La sonata del Diablo, y de la que los críticos y teóricos musicales dicen que es su mejor obra.

Imágenes y vídeo originales de - edad de niebla -