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  • Foto del escritorEstrella Collado

Historia de los botones




Yo que soy nieta de modista, de pequeña una de mis aficiones era jugar con los numerosos botones que atesoraban en una caja metálica con repujados de escenas de Madrid, imágenes de La Cibeles y sus leones, del oso y el madroño. Dentro de aquel cofre había botones de múltiples formas y colores. Después de comprobar la función tan importante que tenían, cuando mi abuela los rescataba de la cajita de lata para darles un uso y una vida, comencé a pensar a quien se le habría ocurrido esta genial idea, y en qué momento de la historia.


Al fin y después de muchos años pude saber que hace más de 4000 años nuestros congéneres, como lo evidencian algunas excavaciones arqueológicas en lndia, ya utilizaban botones elaborados con las conchas de los moluscos, que tallaban a mano haciendo dos agujeros para coserlos a sus vestiduras. No tenían, precisamente, la función que hoy conocemos, sino como elementos decorativos y mágicos. Joyas que formaban parte de su vestimenta. A partir de este momento el pequeño complemento y parte de nuestra indumentaria fue evolucionando. Griegos y romanos sujetaban sus túnicas con fíbulas, especie de alfileres o broches, pero también utilizaban botones de marfil, hueso, o gemas con oro. Esa diferenciación social continuó a través de los botones en la historia.


Así en las clases pudientes los botones de los jubones del siglo XlV eran piedras preciosas, lo cual determinaba la posición social de los individuos. También conformaban una especie de ritual por el cual y dependiendo de la gema-botón poseían diferentes características mágicas. Por citar un ejemplo: El botón rubí transmitía a su portador la paz interior.


En el siglo Xlll comienza a fabricarse en serie y a tener un sentido práctico y de utilidad al tiempo que irrumpe una diferenciación de su uso según el género. Históricamente se han dividido los sexos según el lado destinado a los botones y a los correspondientes ojales. En las de mujer van a la derecha y en las prendas masculinas a la izquierda. Una de las respuestas es la teoría con base histórica, que nos cuenta que en esas fechas tan sólo las señoras acomodadas podían permitirse el lujo de apuntarse a la moda botonera, asì mismo ellas podían, también, disponer de servicio doméstico. Y sus sirvientas las ayudaban en el duro trabajo de vestirlas y desvestirlas, y como las criadas eran, la gran mayoría, diestras; la tarea se hacia más sencilla si los botones se colocaban al revés. Y ese supuesto origen clasista ha trascendido hasta nuestros días. Según la misma teoría, los caballeros precisaban desabrocharse la camisa con la mano izquierda para poder empuñar su espada con la mano diestra.


Si los zapatos son fetiche para muchas personas, no lo son menos los botones. lncluso en el diccionario de los sueños soñar con botones está relacionado con la compatibilidad, pues un botón ha de tener un tamaño concreto para poder introducirlo en el ojal y viceversa. Para los expertos este sueño significa la búsqueda de una relación fundamentada en el entendimiento, o de consolidar una relación. Otra de las peculiaridades era su carácter apotropaico.


En el siglo XVlll los botones fueron utilizados como una especie de moneda o más bien objeto de trueque con el fin de combatir la gran inflación. En el discurrir de la historia su valor comenzó a ser ínfimo al convertirse en un elemento funcional, al fabricarse en serie, hasta llegar al siglo XX, en que la moda puso nuevamente en valor a los botones. Fueron muy afamados en Francia los elaborados artesanalmente por la firma Potelle.


La Alta Costura fue fundamental en la potenciación de esta pieza. Los botoneros de París comenzaron a trabajar sin descanso para las grandes casas de moda, como ocurrió con los diseños de Chanel, quien tenía como lema: “cada botón es una pequeña pieza de joyeria”. Y así hasta nuestro días, se han convertido en distintivo y marca del estilo de sus famosas chaquetas.


En pleno siglo XXl, los botones continúan formando parte imprescindible de la mayor parte de nuestro vestuario cotidiano.



lmagen de - edad de niebla -

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