Estrella Collado
La emperatriz Josefina y sus secretos

Josefina fue bautizada como Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie, será conocida como Rosa hasta que conoce a Napoleón. Nació y vivió en las Antillas Menores, Martinica, por entonces colonia francesa, donde su familia descendiente de la nobleza poseía tierras y extensas plantaciones de caña de azúcar.
En 1780 viaja a Paris para casarse con el noble y político Alexandre de Beauharnais. A los tres años se separa de su esposo quien le dio una mala vida y la engañaba con varias amantes. Cuando aún cuenta 20 años edad regresa al Caribe donde permanece por un tiempo para poner los negocios familiares al día tras la revuelta de los esclavos. De este primer matrimonio nacieron sus hijos únicos hijos, Eugenio, duque de Leuchtenberg, y Hortensia, quien llegó a ser reina de Holanda, sus descendientes terminaron como gobernantes de las casas de Suecia, Dinamarca, Bélgica, Noruega y Luxemburgo.
Justo a la caída del Antiguo Régimen vuelve a París y vivirá la proclamación de la Primera República Francesa. En 1794 su esposo el vizconde Beauharnais, que había servido en el bando de los jacobinos, murió en la guillotina, mientras ella permanecía en prisión. Siendo al poco tiempo liberada. Parece que el encargado de firmar su carta de liberación fue Jean-Lambert Tallien, con quien se rumorea que Josefina habría entablado relaciones amorosas tiempo atrás.
Después de la llamada “época del terror”, las clases pudientes están ansiosas de alegría y de fiestas. Comienzan a organizarse en París los llamados “bailes de víctimas” donde acudían los familiares de los muertos en la guillotina, el distintivo para acudir era llevar una cinta roja al cuello. Josefina Beauharnais era una de las organizadoras de estos extravagantes eventos donde se relaciona con la sociedad más selecta. En estas fechas conoce a Napoleón Bonaparte con quien contrae matrimonio en 1796, a la edad de 32 años.
Tras los hechos históricos sobradamente conocidos, en 1804 es coronada emperatriz de Francia. En 1810 al no poder darle un hijo a Napoleón este se divorcia, muy a su pesar pues estaba mucho más enamorado de Josefina que ella de él. Bonaparte se volvió a casar y eligió a Marie Louise de Austria como su nueva esposa. La pareja tuvo un hijo, Napoleón II, pero sería el nieto de Josefina quien finalmente fundaría el Segundo Imperio Francés en 1852, gobernando como el emperador Napoleón III.
La emperatriz se retira para siempre al castillo de Malmaison, de su propiedad, donde gustaba de coleccionar flores exóticas, pinturas y esculturas de los estilos Imperio y Consular, joyas carísimas y los objetos más extravagantes de los viajes realizados por su esposo. Fue una mujer bella, elegante, con fama de amar los lujos, muy gastiza y obsesionada con la eterna juventud, vivió frívolamente e incluso fue infiel a Napoleón –de quien dicen que no era tan bravo en la cama como en el campo de batalla-. Sin embargo tras el divorcio continuó con su vida, mucho más tranquila. Desde ese momento le mostró fidelidad al emperador, quien siempre la amo y declaro ante su partida: “Es mi voluntad que conserve el rango y el título de emperatriz, y especialmente que nunca dude de mis sentimientos, que siempre me tenga como su mejor y más querido amigo." Así fue, pues mantuvieron desde entonces una estrecha relación de amistad. Josefina aceptó el título de Duquesa de Navarra.

En su retiro se dedicó a la jardinería especialmente cuidaba con mimo sus rosales, recibía a sus amistades, entre ellas al botánico más afamado del primer imperio francés, de nombre doctor Roques, quien contaba que la emperatriz Josefina lo invito a visitar su colección de plantas de la Malmaison. Allí lucían los más raros y hermosos ejemplares, en porcelanas riquísimas. Josefina que usaba por recomendación de un "experto" en cosmética las afamadas y caras “aguas de belleza” aprovecho para consultarle si creía en sus virtudes. Muy poco, le respondió Roques, informándola de que estas aguas no eran más que alcohol disuelto en agua del Sena y perfumado con el espíritu de distintas plantas aromáticas. Y que todas esas esencias contraían y marchitaban la piel. Ante la sorpresa de la exemperatriz que gastaba ingentes cantidades de dinero para mantener su piel joven y tersa, el doctor Roques le aconsejó un cosmético mucho más sencillo y barato completamente inofensivo, del cuál a partir de aquel momento, según aseguran sus biógrafos, hizo uso diario. Y al que la emperatriz Josefina con el tiempo atribuiría el gran secreto de su belleza.
El doctor Roques le receto el siguiente preparado: Tome usted violetas frescas, viértales encima leche hirviendo y lávese cada mañana con esta infusión que tonifica y suaviza á la vez, y dará a la tez de Vuestra Majestad una suavidad y una frescura primaverales. Sencillo y al alcance de todo el mundo.

Josefina murió a los 50 años de edad, en el mes de las flores que tanto amaba, un 29 de mayo de 1814 contando siempre con el cariño y el respeto del pueblo francés.
Imágenes de - edad de niebla -