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  • Foto del escritorMerche Toraño

La fusilaron en la tapia de un cementerio



Tuvo una intensa vida de esfuerzo y dedicación y un trágico final por pensar diferente a quienes ocuparon el poder en ese momento.


María Domínguez, “Imperia” (1 de abril de 1882, Pozuelo de Aragón) fue maestra, activista por los derechos femeninos,

periodista y primera mujer española alcaldesa durante la Segunda República.


Nacida e un hogar humilde, sus padres, Sixto y María, eran jornaleros y ella desde pequeña se dedicó también a labores agrarias. Era una niña tímida que, según los dictados de la educación que recibía en su casa, no se atrevía a mirar a los hombres a la cara, lo que le valió el mote de “María la tonta” apelativo que ella utilizó posteriormente a modo irónico en alguno de sus artículos. Aunque apenas pudo acudir a la escuela siempre tuvo mucho afán de aprender, algo que pese a la oposición de su madre, que consideraba que una mujer no tenía por que aprender a leer, negativa a la que nunca hizo caso la niña que aprovechaba cualquier papel escrito que cayera en sus manos para deletreado con suma atención. Cuando cumplió dieciocho años su familia la casó con un tal Bonifacio Cercé. Este matrimonio resultó insoportable para María debido a los malos tratos y vejaciones a que era sometida por su marido y, siete años después, incluso asumiendo que iba a recibir críticas e insultos, terminó huyendo a Barcelona. En esta ciudad ejerció como sirvienta y cuando ahorró lo suficiente para comprar una máquina de arreglar medias, regresó a su pueblo y ejerció esa tarea para poder vivir, dedicando el tiempo libre a sus inquietudes que en ese momento eran la adquisición de cultura y la escritura.


Mientras reparaba las medias de sus clientas, escribía, y un día se le ocurrió enviar uno de sus artículos a un periódico, era EL País, que se lo llegó a publicar y fue en ese momento cuando se planteó que podría escribir en los periódicos. Así empezó su carrera periodística.


En 1914 se presentó, sin éxito, a una prueba para acceder a la Escuela de Magisterio en Zaragoza. Ante lo fallido de ese examen se trasladó a vivir a esa ciudad y se matriculó en el turno nocturno de la Escuela de Artes y oficios, mientras colaboraba con el semanario republicano Ideal de Aragón en el que firmaba con el seudónimo de “Imperia”. Otra etapa de su vida que la iba a marcar comenzó cuando muere el tipo que había sido su marido. En ese momento ella quedó viuda y se podría volver a casar. Hay que tener en cuenta que en esa época no había divorcio en España y, aunque no viviera con él, seguían casados. Unos dos años después vuelve a contraer matrimonio con un hombre, de profesión esquilador, con el se traslada a vivir a la localidad de Gallur. Se llamaba Artur Segundo y juntos, algunos años después, crearon la sección local de UGT.

En 1917 trabajó durante unos meses como maestra no titulada en una escuela del Caserío de Mendiola en el valle de Batzaán y se presentó de nuevo a los exámenes para ingresar en la Escuela de Magisterio, aprobando esta vez en Pamplona. Ejerció como maestra en el Valle de Batzán en Navarra, hasta que lo tuvo que dejar al caer gravemente enferma por la famosa gripe de 1918, la llamada “gripe española”, que la postró en la cama durante más de un año en el que pudo salir adelante gracias a la gran ayuda de los amigos que había hecho en su etapa en El Ideal de Aragón.


Fue gran activista en la labor de propaganda feminista. Desde la idea de socialista y republicana denunciaba la injusticia, defendia el papel activo de la mujer, el voto femenino, la igualdad y la libertad de pensamiento.


En julio de 1932 la corporación municipal salida de las elecciones de abril de 1931 en el ayuntamiento de Gallur, dimite en pleno, debido a conflictos políticos y la presión popular y el gobernador civil de Zaragoza designó a María Dominguez como presidenta de una Comisión Gestora que la convirtió en la primera mujer al frente de una Alcaldía, ocupando después el cargo de alcaldesa desde el 29 de julio de 1932 al 6 de febrero de 1933.


Tras dejar la alcaldía se volvió a dedicar a la profesión para la que se había preparado, que era la de docente, y continuó con sus colaboraciones en periódicos. En ese mismo año fue publicada su obra Opiniones de mujer, que trataba sobre el feminismo, el papel de la mujer en distintas épocas y sus derechos. Tuvo el honor María Domínguez de que este libro fuera prologado por Hildegart Rodríguez, otra mujer que pasó a la historia y a la que también hemos dedicado un espacio en este blog.


En su labor periodística, “Imperia", siempre fue una continuación de sus reivindicaciones como política en favor de los derechos de los trabajadores y desde su doctrina ideológica, animando a la mujer a implicarse en la lucha por una propia autonomía y a participar en la cultura. Ante el acontecimiento del 18 de julio de 1936, se refugió en casa de una hermana suya en Pozuelo de Aragón, siendo detenida pocos días después, el 7 de septiembre, , y fusilada en las tapias del cementerio de Fuentejalón por el bando de Franco. Tenía 54 años. Al poco tiempo, su marido, Artur, tuvo el mismo final en el pueblo zaragozano de Tabuenca


En el año 2021 fueron encontrados sus restos en una fosa en Fuendejalón. Junto al esqueleto hallaron varias horquillas de su moño y una peineta destrozada por un tiro en la nuca.

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