Estrella Collado
Mª Teresa Toral, mujer, científica, artista y republicana.

Mª Teresa Toral Peñaranda nació en la capital de España, en el seno de una familia de clase acomodada, siendo la hija menor del notario José Toral. La madre era una mujer con gran formación cultural, la música era su pasión, por tanto en ese ambiente cultivó desde muy pequeña aficiones por el arte y la música. Junto a sus hermanas Carolina y Concha, estudió en un colegio francés.
Dotada de gran inteligencia, Mari Tere, terminó el bachillerato con notas brillantes y llegó a hablar cinco idiomas. Por convencimiento propio decidió dedicarse a la ciencia. En su época no era lo normal que una mujer accediese a la Universidad y mucho menos en carreras de ciencias, consideradas más propias para los varones. Por ese motivo, con 15 años era la primera universitaria de la familia, su padre le aconseja que estudie farmacia por ser una carrera más adecuada para una mujer. Pero con ansias de más, accedió a la petición paterna y a la vez cursaba Ciencias y Químicas, terminando en 1933 con Sobresaliente y Premio Extraordinario de fin de carrera. Los años de universidad fueron muy duros para ella, no sólo por el esfuerzo de estudiar dos carreras simultáneamente, sino por el rechazó que sufrió por parte de sus compañeros que en ese mundo machista no aceptaban a una compañera, mujer y mucho más cualificada intelectualmente que ellos.
Por su mérito y sus capacidades brillantes logró ingresar en el Instituto Nacional de Física y Química, conocido por el nombre de la fundación que financió su construcción y equipamiento, como Rockefeller. Formando parte del equipo humano de Enrique Moles, que logró reconocimiento mundial por sus estudios en la determinación de pesos moleculares y atómicos. Precisamente el tema de su doctorado en Ciencias Químicas fueron las relaciones moleculares del CO2, O2 y N2O y los pesos atómicos del carbono y del nitrógeno. Su nombre quedaría en la llamada “Edad de Plata de la Ciencia Española (1906-1936).
Mª Teresa, con grandes éxitos ya acumulados en su corta y joven trayectoria profesional, y con una prometedora carrera por delante, tenía proyectado iniciar en Londres los estudios de isotopía, para los cuáles había logrado una beca. Pero en 1936 la sublevación militar y los acontecimientos que se sucedieron con la guerra civil obstaculizaron su brillante carrera científica. Y desgraciadamente también vidas e ilusiones de ella y de otras muchas personas en España. La científica situada al lado del bando republicano, comprometida con políticas sociales progresistas, fue condenada a 12 años de cárcel por la dictadura franquista, bajo la acusación de fabricar armas para el ejército de la República. En junio del año 1939 es ingresada en la madrileña cárcel de las Ventas, cumplió dos años de la condena. Capítulo de su vida que cuenta en una interesante entrevista que le hizo en México su amiga Elena Poniatowska –escritora, periodista y activista francesa con nacionalidad mexicana por parte de madre-, con motivo de la inauguración de su exposición en la galeria Misrachi, contra Franco a la que Toral titula “De hombres, brujas y otras cosas”:
“Tras la guerra en el año 1939 estaba yo en el hospital, pues me atropelló un automóvil, y del hospital me fui a la cárcel como tantos republicanos. Estuve dos años en la cárcel del 39 al 41, y luego otros dos años por actividades antifranquistas del 46 al 48, en 1956 conseguí venir a México, porque mis amigos D. José Giral, presidente de la República en el exilio, que fue mi profesor de bioquímica, me arreglo la entrada con D. Jaime Torres Bidet, quien a la sazón era embajador de México en Paris, y asi pude entrar…¡Eso fue hace 16 años, Elenita!”
A la pregunta de la periodista, ¿Cómo era la cárcel? Mª Teresa responde:
“Te voy a enseñar un grabado; puede que esto te diga algo más de lo que yo pueda describirte…Puedo enseñarte también algunas cosas que he escrito sobre las cárceles de Franco… Era una cárcel para 600 mujeres en la que llegamos a estar hasta cinco mil, sin comida, sin lugar donde dormir, puesto que no alcanzaban los catres y con la zozobra continúa de los interrogatorios… Cuando regresaban, regresaban torturadas, si es que regresaban. Los inviernos sobre todo eran terribles porque las cobijas eran míseras, no llegaban los paquetes de comida, las cartas tampoco; ni se oía en la cárcel vocear los nombres de aquellas que recibían visitas…la nieve en España encarcela aún más…Dormíamos en las galerias en el suelo, las unas contra las otras, por el frío, para darnos calor; comíamos el rancho: un cazo de agua caliente, a veces ni eso, en el que flotaba un trocito de papa. Los mejores ranchos eran las lentejas con bichos y el arroz con papas porque entonces nos llenaba más.
¡La segunda etapa no fue ya tan terrible, la de 1946 a 1948…por eso hice una serie de grabados que se llaman: El Dictador Franco en los infiernos. En memoria de mis compañeros Matilde Landa y Matilde Rebaque -fusilada en 1940-, las 13 menores y 637 mujeres más torturadas y fusiladas en las cárceles franquistas"
Al abandonar el presidio para ganarse la vida abrió una farmacia. Sin poder gozar de tranquilidad pues era vigilada por la policía del régimen, ya que nunca dejo de luchar por la libertad. Y tal como ella relata en la entrevista, es nuevamente detenida en diciembre del año 1945, en esta ocasión condenada a la pena capital, junto con dos activistas del PC. Este hecho, unido a su gran nombre en el mundo de la ciencia, conmocionó a la opinión pública mundial. Las Asociaciones de Mujeres Antifascistas se movilizaron y se personaron en la causa. Al juicio también asistió la Premio Nobel de Quimica lrene Joliot Curie –hija de la ilustre Marie Curie-. Y junto con Mercedes Gómez Otero “Merche” e Isabel Sanz Toledano, obreras, luchadoras comunistas, combativas y comprometidas contra el franquismo, fueron condenadas a penas de muerte por lo tribunales franquistas. Finalmente salvadas, las tres, gracias a la acción internacional de M.A.F (Mujeres Anti Fascistas), que se movilizaron implicando en el proceso a grandes personalidades mundiales, asi desde Francia Teresa Andrés secretaria de la Federación Democrática lnternacional de Mujeres se dirige a Gabriela Mistral a la Embajada de Chile en Londres mediante una carta con fecha 2 de marzo de 1946, en la que alerta del terror que se está viviendo en España : “muestra que Franco ha decidido ahogar en sangre la lucha del pueblo español por su libertad…”. Y le comunica la decesión tomada por su organización para impedir que se sigan cometiendo semejantes crímenes, un año después de la victoria de los países democráticos contra el fascismo”. Y especialmente habla de la situación de las tres mujeres condenadas a muerte y solicita su apoyo y su intervención para salvarles la vida. Lo mismo hicieron en toda la prensa internacional, y en la prensa republicana en el exilio, como el periódico España Popular.
No es extraño que la doctora Toral abandone España y tome el camino del exilo hacia México, a donde llega en 1956. Ejerce como profesora de química y bioquímica en la Universidad Nacional Autónoma de este país y también como traductora de textos científicos. En su estancia mexicana se acerca al mundo del arte, con el que estaba ya familiarizada desde pequeña gracias a su madre. Se entusiasma con la técnica del grabado e inicia los estudios con el profesor a Guillermo Silva Santamaría. Sus obras se inspiran en la poesía de los grandes poetas de la generación del 27, destacando en ella su compromiso político y social. Su proyección como artista le da fama en el mundo entero menos en España, donde tristemente es una auténtica desconocida.
En el país que la acogió con los brazos abiertos, además de seguridad y nuevas oportunidades, encontrará el amor en la madurez de su vida, entablando una relación con el músico, compositor y director de orquesta ucraniano Land Adomian, amigo de Miguel Hernández, quien musicó algunos de sus poemas.
Como ella misma dijo, su mayor sufrimiento fue tener la obligación de ser testigo y dar su testimonio para que la humanidad se dé cuenta de que estas cosas no deben pasar nunca más. Según la doctora Toral, tuvo un gran privilegio porque pudo conocer gente extraordinaria que moría con toda la entereza, y dar testimonio de ello.
En plena transición, 1978, visita España para realizar una exposición en Madrid, adonde regresa para instalarse definitivamente en 1992. Fallece dos años después.
lmagen: programa de su exposición. Salón de Plástica mexicana.