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  • Foto del escritorMerche Toraño

Mayores de 65 y continuidad formativa



La tecnología abre muchas puertas a la socialización y al aprendizaje por medio de la interacción entre diferentes grupos de individuos ¿pero qué ocurre con los mayores de 65 años? ¿Se están integrando también a los avances de la virtualidad?


En la actualidad nos hallamos inmersos en una auténtica revolución tecnológica que está derivando en un nuevo imperativo social. Esto genera nuevos retos y habilidades para todos los sistemas sociales, incluyendo los socioculturales y educacionales en los que Internet significa para las personas, que llaman de la tercera edad, una revolución, o mejor una evolución, si no fuera por las etiquetas generadas por la idea que relaciona la edad de la gente que vive mucho tiempo con su capacidad intelectual.


España es un país con unos altos índices de personas mayores de 65 años que han ido avanzando a medida que transcurre el siglo XXI. No todas las personas cuando se tienen que jubilar aspiran al retiro inactivo y a la ausencia de inquietudes de tipo intelectual o formativo y esto genera nuevas exigencias que tendrían que estar presentes en al ámbito de la educación. El aumento de esperanza de vida y la jubilación son razones más que suficientes para que se produzca una concienciación acerca de las verdaderas necesidades y valores de la gente mayor. Con el lema “Una sociedad para todas las edades” se celebró en 1999 el Año Internacional de las Personas Mayores con la petición de proporcionarles, en el terreno de la formación, las mismas oportunidades que a otros grupos de población de menos edad. Esto podría haber supuesto una gran oportunidad para ellos si no se hubiese quedado en nada, como la mayoría de las propuestas que se anuncian en eventos de ese tipo. La ayuda para una mayor integración, que en la actualidad sería mucho más fácil, gracias a las nuevas tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y aprovecharlas para ello, supondría facilitar el acceso a cursos y enseñanzas ¡por qué no también universitarias! a esas personas mayores cuyas trabas pueden ser ocasionadas por una escasa facilidad de movilidad. Pero no parece que exista un excesivo interés en facilitar que la gente mayor continúe activa desde el punto de vista académico Una prueba de la falta de interés por la integración de los mayores en la enseñanza, sobre todo online, en España, es lo que cuesta encontrar estudios serios y en profundidad sobre la iniciación de aprendizaje para personas a partir de los sesenta y cinco. De hecho, solo se ven sobre ello comentarios en algún blog y apenas algún artículo en una revista.


Las TIC, que estuvieron en sus primeros momentos vinculadas solo al trabajo, son hoy muy importantes para mejorar la vida de la gente mayor, y la edad no tiene por qué suponer un obstáculo para un comienzo o para la reincorporación al acceso a la información y formación mientras se esté en plenas facultades psíquicas y no haya limitaciones de salud para ello. Todo lo contrario, pueden ser muy recomendables porque aportan como ventajas el seguir manteniendo en buen estado las capacidades de cognición, además de la posibilidad de interacción con otras personas con las mismas inquietudes. El gran inconveniente es la falta de ofertas de línea formativa adaptadas a las capacidades de este grupo de población, dificultándoles el acceso a todo aquello que necesitarían para ver cumplidos sus propósitos más ambiciosos, sobre todo, si lo que buscan es un aprendizaje de calidad y adaptado a la nueva economía de una persona jubilada, especialmente si su meta es tener un título universitario al que no pudieron acceder anteriormente.


Los mayores sí son capaces


Está extendida la idea de que los mayores no pueden acceder a determinadas actividades, pero el aumento y la calidad de la esperanza de vida ayudan a que las personas que forman parte de ese grupo social mantengan las facultades mentales y sientan motivación para el aprendizaje. En una tesis doctoral, Bienestar Psicológico en la vejez y su relación con la capacidad funcional y satisfacción vital, Satorres Pons decía que “ las actividades que las personas realizan en su vida cotidiana repercuten en su posterior estado de ánimo al verse influido este por el nivel de satisfacción que les produce el poder llevarlas a cabo”. Pero, aparte de esta reflexión de Satorres, existen estudios que demuestran los beneficios que para la capacidad de cognición significan el no interrumpir, o reemprender, la actividad intelectual. Y recordemos, recurriendo a la hipótesis del desuso, la advertencia de “órgano que no se utiliza, atrofia”.


Imagen de - edad de niebla -




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