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  • Foto del escritorEstrella Collado

Montserrat y el Santo Grial



En un país lejano inaccesible a vuestros pasos, se levanta un castillo cuyo nombre es Monsalvat. Así lo relata en su ópera Lohengrim, Ricardo Wagner.


En la actualidad se tiene la creencia de que el castillo del Santo Grial se ubicaba en Cataluña y en concreto en las montañas de Montserrat a unos 1250 metros de altura, donde surgía la leyenda narrada por autores medievales de las epopeyas de Percibal, uno de los legendarios caballeros de la Mesa Redonda del rey Arturo, que buscó sin descanso el Santo Grial.


Inspirados en las fuentes de Goethe y de Humboldt algunos autores de principios del siglo XX defendían los términos “Monsalvat y Montserrat” como un mismo concepto. No cabe duda que este lugar ha estado desde época antigua rodeado de un marcado carácter espiritual, por tanto idóneo para situar dicha leyenda. El geógrafo Lautensach en 1926 declaraba que la Montaña de Monserrat era el “majestuoso lugar que albergaba la poderosa copa donde Cristo bebió en la última cena”. Esta relación de ambos topónimos con el lugar donde se encontraba guardada la sagrada reliquia, la cita en una carta el autor prusiano Ludwing Passarge en 1882 en la que narra sus impresiones de un viaje por España, para realizar un trabajo con el que pasaría a la historia como autor de la primera guía de nuestro país en 1887, editada por Baedeker, que incluía a Montserrat como el lugar donde se encontraba el grial, siendo la difusora de tal creencia tanto en Alemania como en otros países. Y caló tan hondo que los propios nazis estaban convencidos de que las montañas catalanas guardaban la poderosa reliquia. Siguiendo las leyendas de Parsifal relatadas por el famoso poeta Wolfran von Eschenbach quien aludía a un paraje en los Alpes llamado Mountsalvatsche, trataban de encontrar el legendario lugar. Para llevar a cabo esta misión fue contratado el medievalista Otto Rahn, a pesar de que eran conocedores de sus antecedentes judíos y de su condición de homosexual. Este prestigioso estudioso de los cataros, también obsesionado por encontrar el grial, emprendió la búsqueda en los Alpes. Y el 13 de marzo de 1939 falleció misteriosamente en las montañas austriacas.


Para proseguir la búsqueda en 1940, el propio Heimrich Himmler, uno de los principales líderes del partido nazi, fascinado por el ocultismo, viajó a la montaña catalana para indagar a este respecto, protagonizando una de las anécdotas más famosas del lugar. Andreu Ripol monje del santuario se reunió con Himmler, en un encuentro tenso, pues el alemán no tenía ninguna simpatía por los monjes, ni estos por el régimen de Hitler. Ante la negativa del religioso a sus preguntas sobre la relación de este lugar con la leyenda, los alemanes abandonaron las pesquisas dejando tan sólo una anécdota para la historia en un momento tan convulso y triste para la vieja Europa. El líder alemán le dijo al dictador español que no se había sentido bien tratado en su visita a la mítica montaña.


Imagen de - edad de niebla -

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