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  • Foto del escritorEstrella Collado

Ofir el país del oro: De la Biblia al descubrimiento de América



Casa y estatua de Cristóbal Colón en Santo Domingo -República Dominicana-


Paralipómenos es un término griego que significa “suplementos”. Tienen como finalidad complementar informaciones omitidas en los textos sagrados. Los judíos les llamaban “Las Palabras de los Días”. En definitiva, son una especie de resumen del Antiguo Testamento. Y el II Paralipómenos dedica los capítulos 8 y 9 a los Reyes, donde se hace referencia al fabuloso país del oro: Ofir.


Se cuenta que el rey Salomón enterado de las riquezas de Ofir organiza una gran expedición marítima –tema chocante pues los judíos eran un pueblo de tierra adentro- de larga duración. Este difuso viaje, emprendido por Israel, tuvo como resultado un gran éxito comercial. Tan comentada fue la hazaña que según relatos bíblicos hasta la reina de Saba hizo una visita a Jerusalén para contemplar estas riquezas.


Geográficamente la situación del mítico país es todo un enigma. Para algunos autores de la antigüedad podría estar situado en Arabia, Sumatra, Indonesia, India, África de Sur e incluso hasta en España. La mayor parte de las hipótesis, al respecto, coinciden en situar a Ofir en el ámbito del Océano Índico. El punto de partida de la expedición marítima de Salomón, según el libro de los Reyes, se sitúa en la localidad Esyon-Géber, la actual Acaba en el mar Rojo. Este puerto estaba sometido a la dominación judía desde tiempos del rey David, mil años antes de Jesucristo. Por esta razón lo más lógico es que algunos autores como Josefo, defendiesen la posible ubicación del legendario país en la actual India. Practicando la navegación de cabotaje parece que el viaje duró alrededor de tres años. Por tanto otros historiadores ven más factible su situación en las costas africanas de Mozambique. Sea como fuere, llegados al siglo XV, último de la Edad Media en Europa, Cristobal Colón también conocía la “existencia” del bíblico Ofir, del que descendía Noe, e incluso poseía antiguas cartas de navegación. Durante años el navegante genovés inmigrado a Portugal y posteriormente al reino castellano-aragonés, se dedicó a recabar y a estudiar todo tipo de informaciones a cerca de mundos lejanos que, en la Europa medieval, creían fabulosos y llenos de riquezas. Tras valorar todas las opciones para hallarlo, defendió por la lógica del itinerario marítimo llevado por la expedición salomónica, la hipótesis de su emplazamiento en la India. Este fue el principal impulso que le llevo en 1492, finalmente, a descubrir un nuevo continente: América. Al gran navegante y descubridor se atribuye esta frase: “La magnificencia y el poder del oro de Ofir son indescriptibles. Quien lo posea, tendrá en este mundo lo que quiera”.


Tras varios intentos su proyecto fue rechazo por Juan II rey de Portugal. Más tarde y después de varias entrevistas logra convencer a los Reyes Católicos. Consigue financiación, siendo la reina Isabel quien accede a su propuesta ya que las guerras contra los musulmanes dejaron vacías las arcas reales. Bajo el mando de la monarca castellana parte la expedición. Así comienza la gran gesta de Colón en el Puerto de Palos de donde parte con sus tres carabelas, la Pinta, la Niñá y la Santa María. Y dos meses y algunos día después, un 12 de octubre de 1492, avista tierra y alcanzan la isla “Guanahani” situada en las actuales Bahamas. Descubre el continente americano para gloria del reino de Castilla, aunque con el convencimiento de que había llegado a las Indias al encuentro del áureo país. Realizó tres viajes más, fundando nuevos asentamientos, el primero en Santo Domingo capital de República Dominicana. Murió, creyendo que había alcanzado las Indias, en Valladolid un 20 de mayo de 1506. Por deseo de su familia los restos fueron trasladados a la catedral de Santo Domingo. Posteriormente tras varias inhumaciones regresaron a España para ser depositados en la catedral de Sevilla.


El marino aventurero que soñaba alcanzar el país del oro, no solamente consiguió enormes riquezas para el reino de Castilla y para sus propias arcas, además de importantes cargos de alto rango -almirante, virrey y gobernador de las Indias al servicio del reino de Castilla- sino que con su gran epopeya cambio la historia del mundo.


imagen cedida por Ignacio Veiga

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