Estrella Collado
Peggy Salaman
Aviadora y piloto británica (1910-1990)

Muy poco se sabe de ella, la historia machista trató de ocultarla como a otras mujeres destacadas en diferentes ámbitos a lo largo de la historia, a pesar de estar considerada como una de las mejores aviadoras del mundo.
Del 30 de octubre al 5 de noviembre del año 1931 la joven aviadora británica Peggy Salaman, de 19 años, se embarcó en toda una aventura que consistía en realizar un vuelo desde Lympne – Kent- en Inglaterra a Ciudad del Cabo en África, en compañía de su mecánico y también copiloto Gordon Store en un, De Havilland DH.80A Puss Moth, avión monoplano de ala alta, con tres plazas y con un motor diseñado y construido por la compañía británica De Havilland Aircraft Company entre 1929 y 1933.
Partió Peggy en G-ABEH de nombre “Buena Esperanza” con el objetivo de batir el récord Londres-Ciudad del Cabo. El vuelo maratónico fue de 7050 millas, superó en más de un día el récord establecido en abril de 1930 por el del teniente comandante George Pearson Glen Kidston.
La prensa europea en general, y en particular la británica, bajo los parámetros machistas de la época resaltaban su belleza y sus encantos femeninos y afirmaban que la señorita Salaman cuyo equipaje consistía en un revólver y un vestido de noche, era demasiado inexperta para haber conseguido la plusmarca. Y pretendían atribuir el éxito a su copiloto por lo que este consideró necesario rebatir estas afirmaciones con la siguiente declaración: " Ella hizo 50-50 volando conmigo durante las 64 horas. . . . Mi trabajo era navegante ".
Incluso la propia madre de Peggy, la Sra. Elkin Salaman, atribuyó el éxito del vuelo a la creencia de su hija en la Ciencia Cristiana:" Creo que Peggy inculcó a Store su maravilloso entusiasmo y fuerza motriz ".
Durante el vuelo hubo un percance, ya en el continente africano, una avería la obligó a realizar un aterrizaje forzoso y junto con su copiloto a pasar la noche en medio de la selva. La noticia fue reflejada en la prensa europea con los mismos tildes machistas, lo publicaba también el Heraldo de Madrid en su Sección de Información del extranjero del Sábado 7 de Noviembre de 1931, donde tan sólo el titular ya resulta hiriente para cualquier mujer:
Peggy Salaman y la suerte de un mecánico
"El suceso pudo traer terribles consecuencias. Pero, de todos modos, ¡ ay, qué envidiable la suerte del mecánico'. En la última etapa que ha clasificado a ja joven y bellísima Peggy Saiamán como una de las grandes aviadoras mundiales, ésta tuvo que aterrizar cerca de un bosque, a causa de una «panne» en su aparato. Y allí, entre el rugir de las fieras, de las que se defendieron con luminarias, pasaron toda una larga noche de f i lm de aventuras Peggy Salaman y su mecánico.
¡ Que ocasión la del mecánico, señores! Puede uno arriesgarse a que se le meriende un tigre o a que le pise un hipopótamo por una noche asi. Peggy Saiamán, la
valiente de dieciocho años, ¿por qué no iba a tener un poco de miedo de los animales feroces? El aire no son ellos precisamente. Y entonces he aquí la oportunidad del hombre—aunque también éste sintiese su miedo—para arrullarla en dulces
palabras de confianza. ¿Qué mujer no se acoge en una noche así a unos brazos protectores?
Para la joven aviadora ha sido la gloria de este gran raid ; «De Inglaterra al Cabo, en cinco días». Para el mecánico, modesto y con ese ademán del actor que cede los lauros
a la actriz, su compañera a la hora de las grandes ovaciones, puede ser—en una ocasión como la descrita—la gloría de una romántica noche.
Es bonita la aventura, sobre todo después de tan feliz desenlace, sin masticación de fieras ni pisotones de hipopótamo. Es una aventura que hubiesen querido para sí los
grandes directores cinematográficos, con dos buenos divos, naturalmente.
;Qué momento se han perdido ustedes, señoritos y señoritas de Hollywood!
Sería una pena si Peggy Saiamán ha hecho su viaje con un mecánico vulgar, preocupado tan sólo de su mecánica y persuadido de su papel subalterno. Nosotros nos disgustaríamos mucho si esto hubiese sido. Hubiéramos querido otro mecánico.
Bueno, y conste que no somos donjuanes; pero hubiéramos querido ser el mecánico nosotros.
Y si el padre mono nos pegaba un «cacharrazo» en la cabeza, mejor"
Definitivamente pretendían restarle todo el mérito y cosificarla como un mero objeto de tentación. Primeramente dudando de que ella hubiese pilotado y tratando de otorgar los méritos a su copiloto, cuestión que este mismo desmiente ante los medios de comunicación londinenses. Después destacando en titulares la suerte de Gordon Store por pasar una noche con una hermosa mujer… Esta noticia hoy nos resultaría sexista y de lo más despectivo e insultante para una mujer que realiza una hazaña única y que además arrebata el record al militar Pearson Glen Kidston.
Peggy Salaman murió en 1990 y son muy pocas las referencias que tenemos de ella y de su gran gesta aérea.
Imagen de -edad de niebla -