Estrella Collado
Por los caminos de los mayas
Si queréis hacer un viaje fascinante os recomiendo viajar a México.
Los tiempos del COVID-19 nos han cambiado mucho la vida, pero estoy convencida que con la vacunación todo se irá normalizando y pronto volveremos a disfrutar del placer de viajar. Vale la pena esperar y llevar a cabo uno de los viajes de nuestras vidas. Tuve la suerte de realizarlo hace veinte años, y estoy desando volver. En la actualidad hay vuelo directo desde cualquier aeropuerto internacional de Europa o de España al aeropuerto de Cancún, magnifico centro turístico, en el estado de Quintana Roo.
La mejor forma de conocer estas tierras es alquilando un coche. Las carreteras son tranquilas y seguras pues el índice de delincuencia es muy bajo, con respecto a otras zonas del país. Comenzaremos el recorrido por el Estado de Yucatán. Donde las aguas del Golfo de México se juntan con el mar Caribe, se ubica este territorio mágico con una cultura tan atractiva como misteriosa, es la evocadora tierra de los mayas. Una comarca de campiñas planas, cubierta en gran parte por henequeros. Hay pequeños ranchos y densos bosques de árboles, no hay lagos ni montañas. Una planicie monótona donde los ríos siguen cursos subterráneos que dan lugar de vez en cuando a los característicos cenotes.

Uno de los característicos cenotes
Hay en la comarca yucateca hermosos pueblecitos y ciudades con aire colonial. Sus gentes son hospitalarias, sencillas y trabajadoras, descendientes de aquellos ancestros que fueron capaces de construir ciudades fabulosas en medio de la naturaleza, una civilización altamente desarrollada. Sus descendientes viven ahora en aldeas y poblados a la vista inmediata del viajero, conservan con orgullo las costumbres y artes de sus ilustres antepasados y de manera muy especial conservan la lengua maya que hablan con mucha más soltura que el idioma castellano.
Os recomiendo una visita a los yacimentos de Kabah y Labná, a Mérida, capital del estado de Yucatán, con su aire colonial y esplendoroso, Izamal con su atrio enclaustrado y su iglesia construidas por los españoles en la base de una gran pirámide maya, o la pequeña ciudad de Valladolid la segunda ciudad yucateca conocida como la “Perla del Oriente” con su atractivo sello colonial y sus célebres cenotes. Aquí en Valladolid me comentaron unas mujeres que vendían artesanía en la calle, ataviadas de blanco inmaculado, que si visitaba Chichén Itzá debería hacerlo vestida de blanco pues era el color preferido de sus dioses, y atraía la buena suerte.

Calles coloniales en la ciudad de Mérida
Continuamos el recorrido buscando la esencia de la misteriosa civilización por el Estado de Quintana Roo, además de Chetumal su bella capital, merece la pena recorrer también el centro turístico de Cancún con una oferta espectacular de alojamientos,

restaurantes y ocio, especialmente las zonas menos turísticas como son el
mercado 28 con “Plaza Bonita”, o Puerto de Morelos entre Playa de Carmen y Cancún, donde viven de la pesca los mayas que habitan estas zonas. , parques temáticos con zonas arqueológicas mayas como son Xel-Há y Xcaret.

Detalle talla de serpiente en la cancha de juego de la pelota
Son obligadas las visitas a las ciudades mayas de Chichén Itza, Uxmal, Cobá y Palenque, así mismo es impresionante la ciudad costera de Tulum, fronteriza con Belice. Si queréis continuar viaje, ya en este país beliceño , por algunos lugares colindantes, en la Bahía de Chetumal, es destacable el yacimiento de Santa Rita de Corozal, donde puedes encontrar interesantes restos de esta cultura. Muchos de estos centros poblacionales mayas, descubiertos hasta el momento, estaban comunicados entre sí por caminos construidos con bloques de piedra en toda la longitud y latitud del vasto imperio, que abarcaba el sur hacia Honduras, comprendiendo los territorios de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Guatemala y Belice.
Me fascinó la tierra de los mayas. Aunque visité varios yacimientos y ciudades, que he citado, especialmente el centro ceremonial y astronómico de Chichén Itzá fue toda una experiencia espiritual. Fui vestida de blanco, y realmente la sensación que percibí fue muy especial, me sentí en armonía plena conmigo misma y con el Universo. En ella encontramos el edificio conocido como “El Caracol” lugar observatorio, donde con el simple uso de sus ojos, generaciones extáticas de sabios siguieron el curso de las estrellas y de los planetas, incluido el opaco Mercurio.

Tan acertadas fueron las observaciones de los antiguos astrónomos mayas que apenas discrepan de las actuales, obtenidas mediante sofisticados telescopios, y también realizaron adelantadas fórmulas matemáticas. Estaban al tanto del año de 365 días y cuarto, habiendo formulado un calendario de 18 meses de 20 días cada uno y una semana adicional de cinco días al finalizar cada año.

Templo del dios Kukulkán o "El Castillo"
Durante el tercer milenio A.C. este pueblo habitó en las mesetas de Guatemala y Yucatán. Los vestigios de su civilización nos muestran restos de sus magníficos edificios y templos. Algunos códices y abundantes jeroglíficos tallados en piedra. Los arqueólogos e historiadores consideran a los mayas como gente vigorosa, pacífica y progresista que formaban un pueblo homogéneo en idioma, creencias, religión y tradiciones. Eran gobernados por dinastías de sabios benevolentes educados desde su juventud para ocupar las más altas dignidades civiles y eclesiásticas. Profundamente religiosos adoraban al Creador llamado Hunabku, y a dioses menores. La Madre era la Tierra que les proporcionaba nutrición para plantas, animales y hombres. Y uno de los productos de la tierra, el maíz, era también sagrado como lo evidencian todas sus manifestaciones religiosas y culturales.

Estrella Colllado en la ciudad costera maya de Tulum
A mi regreso a España ya cerca de la Navidad una amiga me regalo una participación de lotería….Pues os diré que el número se correspondió con el segundo premio de la Loteria Nacional y me tocaron cuatro millones de las antiguas pesetas. …estoy convencida que la suerte se vino conmigo desde Chichén Izá.
Imágenes cedidas a -edad de niebla - por Estrella Collado