Merche Toraño
Qué era realmente la "estrella" que guio a los Reyes Magos hasta Belén

El nacimiento de Jesús de Nazaret resulta en la historia, como mínimo, un acontecimiento fuera de lo normal. Los evangelistas Mateo y Lucas dicen:
"Nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente, se presentaron en Jerusalén diciendo ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle".
Y ya en el versículo 2, se relata la reacción de Herodes que les pide que lo busquen y le avisen cuando le encuentren. Lo ocurrido, a partir de ahí, todos lo conocemos.
Existen diferentes teorías sobre el origen de la Estrella, ninguna probada.
Hoy se sabe que las estrellas son soles, es decir, concentraciones de materia que debido a su alta temperatura emiten luz y otro tipo de radiaciones y que su tamaño oscila entre unos pocos kilómetros a mil veces nuestro sol, que es una estrella de tipo medio según la astronomía.
Esa estrella que menciona San Mateo en los evangelios ha sido un hecho aceptado pero poco cuestionado de forma científica hasta no hace demasiados años en que los investigadores y astrofísicos se empezaron a preguntar, cómo una estrella puede guiar durante meses a unos magos hasta detenerse en un lugar concreto. Claro que, si acudimos como recurso argumental a las cosas divinas e inexplicables, podemos creer que era una estrella o Aladino volando con su lámpara mágica, es cuestión de fe, pero cuando se razona, las interpretaciones se vuelven más objetivas y las creencias más inciertas. Y esto es lo que ocurrió cuando los estudiosos de este tema empezaron a preguntarse si esa luz guía era un sol, un cometa, un meteorito, una “nova”, una conjunción planetaria o una nave espacial.
¿Era la luz que condujo a los Magos una estrella?
Parece bastante ilógico que una de esas estrellas o soles se haya podido desplazar hasta nuestro sistema solar y de ahí “colocarse” sobre el planeta tierra sin desencadenar un desastre cósmico.
Como defienden algunos, ¿podría haberse tratado de un cometa?
Un cometa por pequeño que sea tiene unas dimensiones gigantescas. Su cola se desarrolla a partir de su llamada “cabellera” que son gases y partículas sólidas que gravitan alrededor del núcleo. La cola surge y se desarrolla a una distancia del sol de unos 300 millones de kilómetros y se extiende a lo largo de varios de esos kilómetros en dirección opuesta al sol. Por tanto, la existencia de un cometa, aunque sea de los pequeños, tendría unas dimensiones tan enormes que no podría tener nada que ver con la descripción de la estrella de Belén. Además, si un cometa ingresa en la atmósfera terrestre no lo haría sin ocasionar un desastre, y menos se ocuparía de guiar a unos magos hasta Jerusalén y después, cuando reanudan el viaje, llevarlos hasta Belén y, como guinda del pastel celeste, detenerse sobre el lugar donde se encontraban María y José con el recién nacido.
¿Pudo ser e un meteoro como sugieren otros otros?
Los meteoros o esas estrellas fugaces a las que pedimos un deseo en las noches de verano son los fenómenos de luz que apreciamos cuando un meteoroide se desintegra al atravesar la atmósfera. Cuando en esa travesía un meteoroide por su tamaño no logra desintegrarse en su totalidad y una parte logra alcanzar la superficie de la tierra impactando con ella, esa partícula recibe el nombre de meteorito. Teniendo en cuenta que la velocidad de caída es de unos 150.000 kilómetros por hora, a esa velocidad es imposible que ningún meteorito pueda mantener un vuelo horizontal guiando a un grupo de personas y, para mayor sorpresa, pararse para indicarles: “aquí está lo que buscáis”
¿Es creíble la teoría sobre una nova o una supernova?
Las estrellas denominadas novas son muy semejantes a las supernovas aunque a menor escala. Una supernova produce un aumento rápido de su brillo y asimismo de su extinción. Son poco frecuentes. En la actualidad se admite que en una galaxia puede aparecer una supernova cada treinta años y que en el sistema planetario donde se mueve la tierra no hay este tipo de estrellas, pero que la explosión de una de ellas, a miles de millones de años luz de nosotros, hubiera puesto en alerta a los Magos para que se encaminaran hacia la búsqueda del rey de los judíos, sería otro misterio a descubrir.
¿Tal vez una conjunción planetaria?
(Dos planetas que se sitúan en el mismo grado de longitud hasta estar tan cerca que se pueden ver como una única estrella muy luminosa)
Vamos a dar por hecho que el nacimiento de Jesús coincidiera con una de las conjunciones planetarias datadas por alrededor de aquella época. Volvemos a lo mismo. Resulta misterioso y extraño que la conjunción de esos planetas apareciera por Oriente, se moviera delante de la caravana y se detuviera en el lugar donde había nacido el Niño. Es bastante increíble que una conjunción planetaria a millones de kilómetros de la tierra guiara a los Magos a Jerusalén y luego volviese a aparecer para cambiar de rumbo conduciéndolos hacia Belén.
Y hay quienes llegan hasta la teoría OVNI
Los que defienden la opción de un objeto volador no identificado, se basan en el comportamiento “inteligente” de esa luz que señalaba a los Magos la dirección a seguir y que pudo detenerse en el cielo sin caer cuando llegó al destino. Para justificar esa teoría, recuerdan las muchísimas menciones del Antiguo Testamento sobre las visitas a la tierra de unos "ángeles" , de ropajes resplandecientes y extraños, que viajaban en "carros de fuego" que, visto desde hoy, bien podría tratarse de astronaves tripuladas por civilizaciones muy avanzadas en cuanto a técnica y conocimiento del cosmos. Y basándose en la hipótesis de que la encarnación de Cristo, hace más de dos mil años, pudiera haber sido un "plan cósmico", concluyen que la estrella de Belén también pudo ser uno de esos objetos.
Lo cierto es que leyenda o del origen que sea, si ha existido esa luz, la historia nos recuerda cada Navidad el trayecto de los Magos hasta Belén guiados por ella, y es tradición que en lo alto de los árboles o sobre el establo de los belenes que decoran nuestras viviendas y lugares públicos, en diciembre no falte la representación de esa estrella, ese cometa, meteoro, aquella nova, una conjunción planetaria o una nave espacial.
Que cada uno le de el nombre que considere más conveniente.
Imagen de - edad de niebla -