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  • Foto del escritorBelén Matanza

Se atisban nuevos vientos de libertad



Aunque parezca imposible, por primera vez desde que las mascarillas entraron en nuestras vidas, se atisba un final próximo y se pone de relieve con la nueva estrategia de actuación ante la COVID que ha instaurado el Ministerio de Sanidad.


Aunque se mantiene el uso de la mascarilla para los mayores de seis años en los espacios cerrados de uso público o abiertos al público y en los transportes públicos (aviones, ferrocarriles, autobuses…), incluyendo los andenes y estaciones de servicio, se acaba con el cribado masivo de casos y realización genérica de test de antígenos y PCR que se limitarán solamente a los casos compatibles con COVID-19 a los mayores de 60 años, quienes presenten síntomas graves compatibles con el virus y enfermedades graves subyacentes. En todos estos casos estamos hablando de colectivos con un alto grado de vulnerabilidad en que la realización de las pruebas diagnósticas está indicado, pues se podrían beneficiar de un tratamiento temprano. En este caso, las cuarentenas previstas ya no serán de siete días como hasta ahora, sino que están previstas de cinco días. Como se puede comprobar la nueva estrategia planeada desde Sanidad en la lucha contra la COVID se prevé el final de dichas cuarentenas.


De todos modos, se sigue recomendando mantener las medidas previstas para evitar la propagación del virus, entre las que se destacan la de respetar la distancia mínima interpersonal de un metro y medio si no se utiliza la mascarilla, realizar las actividades de interacción social en los espacios abiertos y bien ventilados, evitar las aglomeraciones en los espacios cerrados y con mala ventilación, seguir manteniendo las medidas adecuadas de higiene en las superficies y el lavado adecuado y frecuente de las manos con agua y jabón y el uso del gel hidroalcohólico, no toser al aire y hacerlo en un pañuelo desechable evitando tocarse la cara, la nariz y los ojos y no acudir a eventos o actividades grupales si se tienen síntomas compatibles con el COVID, se está pendiente del resultado de una prueba diagnóstica o no se está vacunado.


Respecto a las personas institucionalizadas en un centro de mayores o una vivienda tutelada, al tratarse de un espacio de uso público que forma parte de su lugar de residencia no será preciso el uso de la mascarilla si está vacunado al menos el 80% de la población que habita en dicho espacio, con pauta completa y con la dosis de recuerdo y así este acreditado por la autoridad sanitaria competente. Aún así, la obligación de mantener la mascarilla se mantiene para las visitas y los trabajadores de estos centros residenciales de personas mayores o con diversidad funcional, al objeto de evitar la propagación del virus y proteger del riesgo de infección a estos colectivos.


Como podéis comprobar, con la nueva estrategia implantada por el Ministerio de Sanidad se atisban nuevos vientos de libertad con el previsible final próximo de las cuarentenas, al que seguramente seguirá también el fin del uso de las mascarillas en los espacios cerrados, lo que ya se está debatiendo, de todos modos, hay que ser cautelosos pues no faltan epidemiólogos que hablan de una nueva variante para los meses próximos, frente a la cual las vacunas ya no serán tan eficaces.


Lo que se saca en claro de las previsiones es que el COVID no desaparecerá del mapa y seguirá siendo una enfermedad endémica. Pero al menos el relajamiento de medias que se está implantando nos permite aventurar que el final de esta pesadilla ya está próximo.

Imagen de - edad de niebla -

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