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  • Foto del escritorBelén Matanza

Amor a primera vista

Historia contada por su protagonista


Desde que era muy pequeña, mi cuento preferido siempre fue la Cenicienta, me contaron y leí tantas veces esta historia infantil, que creo que cuando llegue a la edad de tontear con los integrantes del otro sexo, todavía estaba esperando que apareciese un príncipe azul que me rescatase en un maravilloso caballo blanco. Pero lo que nunca me había imaginado, era que la vida haría de mi la protagonista de una gran historia de amor, que empezó, hoy hace exactamente la friolera de treinta y cinco años, cuando acababa de estrenar veinte laureles.


Un 25 de enero, en un pequeño puerto marinero de Asturias, en Luanco, adonde acudía todos los veranos a pasar las vacaciones, y, puntualmente, todos los fines de semana a reunirme con mis amigos.


Cuando vuelvo la vista atrás, todavía sonrío de la inocencia de aquellos años, inocencia y tontería. Han cambiado tanto las costumbres que imagino que los más jóvenes se extrañarán de cómo se ligaba entonces, en una época en la que todavía no teníamos ni móviles ni redes sociales, y que nos divertíamos en las discotecas. Ese día en concreto, el destino me tenia reservado un regalo. Hacia tiempo que se había acabado el verano, y durante el otoño y el invierno pasábamos las tardes del sábado en la Discoteca Maite. Me acuerdo hoy, como si fuese ayer, de ella. con la sala de baile en la planta baja y un pub en la parte de arriba, donde yo subía a ver la televisión mientras ponían la música para bailar, como dice esa magnifica canción de Sergio Dalma "bailar pegados...", pues en principio ni me sentía preparada ni tenia ganas de salir con nadie. Mientras sonaba la que llamábamos música lenta, yo veía la serie ´V´´, en la parte de arriba. Por supuesto, tenia ese espacio reservado casi en exclusiva, pues era la única que se entretenía con la tele, pero ese día en concreto, había futbol, por lo cual no pude poner mi serie. Y había demasiada gente fumando y bebiendo, por lo que decidí ir a comprar una revista y ponerme a leerla en la discoteca mientras sonaba la música, a la que, por supuesto, no estaba prestando ninguna atención. Cuál no seria mi sorpresa, cuando de repente oigo ese típico ¿bailas?, levanté la cabeza con la intención de decir no, pero al juntar mis ojos con el valiente que se había atrevido a sacarme a bailar, lo que vi me gusto demasiado como para negarme, así que acepté su invitación y ahí, puedo decir que empezó todo, pues a la primera canción siguió otra y otra, y lo más premonitorio y que nunca olvidaré es que la primera balada que bailamos se titulaba "Si tu eres mi hombre yo soy tu mujer". A partir de ahí no hizo falta ni que quedásemos para vernos, acudíamos todos los fines de semana a nuestra no cita, con la ilusión de volver a encontrarnos. Y así nos pasamos seis meses, quedábamos sin quedar, en Luanco, hasta que comenzamos a hacer planes juntos. Con el tiempo, me enteré que yo conocía una parte de la historia, la mía, pero que para completar los designios del destino, faltaba la otra parte, la del que con el tiempo se convertiría en mi marido, quien el día que nos conocimos quería ir a Luanco a toda costa, y convenció a sus amigos para que le llevasen, aunque primero se pararon en Fresas, en la villa asturiana de Avilés, y todos los demás querían quedarse allí pero él continuó encabezonado en que había que ir a Luanco, y empezó a caminar solo hasta que le recogieron con el coche . Una vez en Luanco, pueblo en el que, mi chico no había estado nunca, acabaron en la misma discoteca que mis amigas y yo. Pero como si esto no fuera poco, a la hora de sacarme a bailar, todavía se jugó una moneda al aire, con uno de sus compañeros... a ver a cual de los dos, le tocaba invitarme y el destino desplego sus bazas e inclino la balanza hacia quien con el tiempo se convertiría en mi marido y padre de mis hijas y con el que he construido esa familia de la que tan orgullosa me siento. A veces no elegimos nosotros, sino que es el destino el que nos envía a nuestra alma gemela, y desde entonces siempre digo que el amor no se puede buscar, es el quien te encuentra.

Imágenes cedidas por la protagonista


Aprovechando que el domingo es San Valentín, Belén, una de las tres redactoras del blog, nos ha contado cómo conoció a su marido y padre de sus hijas. De vez en cuando, abriremos el alma y os relataremos algún episodio de nuestra vida para que nos vayáis conociendo.





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