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  • Foto del escritorMerche Toraño

Don Juan y Franco.

Cap. III. El heredero que nunca reinó.


Img. Diario de Cádiz


En Enero de 1939, mientras el ejército franquista avanzaba por Cataluña, D. Juan permanecía preocupado. Había llegado a sus oídos que en Inglaterra se rumoreaba que el primer ministro británico, Chamberlain, había sugerido a Mussolini que este hijo de Alfonso XIII debería ofrecerse como mediador en la Guerra Civil, cosa que D. Juan no consideraba adecuada para el país sino un tremendo error. Tuvo miedo de que esto perjudicase la restauración de la monarquía en España y se ocupó de acallar esos rumores. Estaba convencido de que Franco, un día u otro, era la esperanza para la restauración. Le pidió al general un puesto en la contienda a lo que se negó el militar. Más tarde comprendió que el Generalísimo no llegaba de visita sino para establecerse y que no se iría si no le echaban.


La posición de D. Juan ante la Guerra Civil Española fue la de "estar ahí" por lo que pudiera ocurrir, eso lo demuestra la no escasa correspondencia que el aspirante al trono mantuvo con el vencedor del conflicto bélico.


Con motivo de la victoria de Franco en la Guerra, D, Juan le envía el siguiente telegrama:


(Recogido en la publicación del blog de José Antonio Rey, abogado)

"Generalísimo Franco, Burgos

Uno mi voz nuevamente a la de tantos españoles para felicitar entusiasta y emocionadamente a V.E. por la liberación de la capital de España. La sangre generosa derramada por su mejor juventud será prenda segura del glorioso porvenir de España. Una, Grande y Libre ¡arriba España! Juan de Borbón"


A vuelta de correo, Franco le contestó;


"A S.A.R. don Juan de borbón. Roma

Al recibir vuestro emocionado telegrama por la gran victoria nacional, me es grato recordar que entre esa juventud admirable, tan pródiga en el sacrificio, habéis intentado formar, solicitando reiteradamente un puesto de soldado. Por ello será realidad la España Una Grande y Libre que evocáis ¡Arriba España! Generalísimo Franco. Burgos, 6 de abril de 1939.


Mientras que la relación con Franco era bastante tensa, debido, aparentemente, al desacuerdo de aquel con la política autoritaria de este, Juan de Borbón mantenía buenas relaciones con los principales aliados de la Segunda Guerra Mundial (ante la que España mantuvo su neutralidad) y confiaba en que serían ellos con su victoria los que derrocarían al Caudillo y devolverían a España la restauración de la Monarquía. Sufrió una nueva decepción al comprobar que España y el Régimen no necesitaban de él para seguir el camino de la recuperación.


El 19 de marzo de 1945, el entonces heredero de la corona de España publicó el manifiesto de Lausana, cosa que no le hizo ninguna gracia al Generalísimo, en el que criticaba la dictadura franquista. Afirmaba que el fascismo no era un sistema político válido y que la monarquía tradicional era la única que podía garantizar "la Religión, el orden y la libertad"- Proponía eliminar la dictadura y establecer una monarquía liberal y constitucional y se ofrecía al pueblo español como posibilidad de restaurar una monarquía de carácter constitucional, prometiendo para el pueblo una constitución que contemplara, entre otras prioridades, la garantía de las libertades políticas, los derechos humanos, el reconocimiento de la diversidad regional, amnistía a los presos políticos, una justa distribución de la riqueza y el establecimiento de una asamblea legislativa democrática. Y solicita al dictador que abandone el poder y restaure la monarquía en su persona como heredero legítimo de Alfonso XIII.


Al final terminó por aceptar que Franco era el depositario de todos los poderes del Estado y tuvo con él algunos encuentros, siempre como acercamiento para recuperar un día la monarquía. En agosto de 1945 se entrevistó con el caudillo e intentó negociar la educación de Juan Carlos en España a cambio del reconocimiento de sus derechos. Franco, como buen gallego, no dijo ni sí ni no y don Juan salió sin sacar nada en claro, por lo que decidió que su hijo se educaría en Suiza. La frialdad de Franco ante esta decisión le hizo considerar su impulso y en medio del curso, sacó al joven de Suiza y lo envió a España. El generalísimo no quería que todavía el mayor de los borbones vivo se hiciera ilusión alguna con respecto a la elección del candidato al trono por su parte, y mientras Juan Carlos estudiaba el bachillerato en Miramar, Franco indicó a Jaime, hermano mayor de Juan, la conveniencia de enviar a su hijo Alfonso a educarse también a España


Capítulo siguiente: Franco elige sucesor




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