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  • Foto del escritorEdad de Niebla

Historia de amor en la guerra

Historia real



Hoy nos cuenta esta triste historia de amor Ana María Valdés González que fue emigrante en Venezuela en la década de los años 60 del pasado siglo XX.


María del Carmen Sainz, emigrante cántabra, se hizo mi amiga en Caracas. Era una mujer encantadora con una capacidad narrativa que fascinaba a todos cuantos la frecuentábamos en las fiestas que daba en su domicilio, en la Casa de Cantabria o en el Centro Asturiano de la capital venezolana . Entre las muchas historias que me contó hay una muy especial a cuyos protagonistas ella conoció de niña en su pueblo natal:


En mi pueblo hay una ermita pequeña y antigua -plagada de leyendas de apariciones de ánimas- situada en pleno Camino de Santiago, rodeada de rosas de Santa Rita que florecen todo el año y que, según cuentan los vecinos, aroman el aire, llevando hasta el cielo besos y ecos de un bello y triste romance. En este lugar se prometieron amor eterno dos jóvenes del pueblo. Corrían malos tiempos, todo el mundo hablaba de un golpe de estado a la República que habían dado unos militares allá en Marruecos y que las cosas pintaban muy mal. Todo el país andaba muy revuelto, las personas mayores hablaban de que era inminente la guerra".


La mozuca, Mariela, muy bella, pertenecía a una humilde familia de labradores con ideología de izquierdas y él, Manuel, buen mozo y elegante, hijo de uno de los caciques del pueblo de falange. La guerra y la crueldad humana los separaron para siempre.


Tras los terribles sucesos de la contienda civil y ocupado el lugar por las fuerzas del frente nacional, la familia de Mariela fue apresada con otros vecinos que eran del bando perdedor. A ella, pobre inocente niña de 17 años, cuyo delito fue ayudar en la confección de sacos terreros para el ejército rojo y ser hija del alcalde socialista, la fusilaron al lado de la ermita. Él cuando se enteró no lo pudo soportar y en ese mismo lugar se quitó la vida.


Cuentan algunas gentes que en la capilla de los amantes brotaron dos rosales rojos que llegaron a abrazarse uniendo sus ramas para siempre ante la mirada estupefacta de un Cristo crucificado.


Y así lo contaba María del Carmen y afirmaba que ella fue testigo del gran amor de los jóvenes y también de su gran drama. Y finalizaba con esta sentencia: "Esto es lo que traen las guerras, odios, rencores, muertes y desgracias."


Imagen de - edad de niebla -

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