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  • Foto del escritorEstrella Collado

Churros, churretes, estáis de rechupete




En muchos lugares de España los desayunos y los churros son una combinación perfecta y habitual. En otros lugares sobre todo en las zonas rurales son sinónimo de fiesta, pues las churrerías ambulantes llegan junto a barracas y feriantes. Por esta razón, para mi, siempre han tenido sabor festivo. No hace mucho, han sido las fiestas de mi pueblo -Nueva de Llanes en Asturias-, y siguiendo la tradición no he podido evitar comerme unos churros con un chocolate, que a través del paladar me transportaron a momentos felices de mi infancia.


Husmeando un poco en este popular dulce, tan arraigado ya en nuestro país, he podido constatar que su consumo se inicia en Cataluña y Zaragoza a principios del s. XlX, donde además comenzaron a abrirse los primeros locales dedicados en exclusiva a la venta de churros y de chocolate con el nombre de Churrerías. Nada se sabe de su presunto inventor o inventora, todos los expertos e investigadores de la historia de la gastronomía, se inclinan por un origen árabe. La Asociación Catalana de Churreros, creen que su origen se pierde en el tiempo. No obstante, hay quienes defienden su nacionalidad española y más concretamente en los territorios de Castilla León y que su nombre se debe a la raza de ovejas autóctonas castellanas, conocidas como churras, debido a que los pastores preparaban este alimento al fuego para suplir al pan, ya que en las montañas donde cuidaban a los rebaños pasaban la mayor parte del tiempo. Por esta razón recibían el nombre de “pan de los pastores de churras”, y de ahí pasaron a conocerse como “churros”.


Así mismo, no faltan los que ven sus inicios en la cocina china, pues existe un alimento muy popular en sus desayunos que recibe el nombre de “youtio” y es muy similar a nuestros churros. Y cuentan que en sus viajes por Oriente fueron los portugueses quienes los trajeron de China y modificaron un poquito la receta pasando a introducir la variante dulce, con el rebozado en azúcar. Rápidamente pasaron a España a Francia y Bélgica y se extendieron por Europa, y llegaron a América Latina, donde han tomado un gran arraigo, para continuar conquistando paladares por los EEUU. Hoy día son un dulce internacional debido a lo sencilla y rápida que resulta su elaboración.


En Madrid se popularizaron tanto que actualmente son considerados un producto típico de la capital de España. Existen los churros y las porras cuya diferencia además del tamaño, radica en la masa: la de los churros –estos son más finos y alargados- se hace con agua caliente para que la levadura se queme. Mientras que las porras precisan de agua templada para que la levadura actúe más y les dé esa textura más ancha y esponjosa que las caracteriza.


No puedo yo dejar de recordar a dos sagas de churreras de tradición familiar, desde principios del siglo XX, en el concejo de Llanes. Y a mi mente de niña y de adolescente viene la imagen de Dorila, ya muy mayor, ayudada por su hijo Javier en su pequeño puesto en medio del prado de las romerías, con unas colas impresionantes para comprar las roscas de los deliciosos churros que elaboraban, que gozaban de gran fama en toda la comarca oriental. Y otro recuerdo para Juanita que aún siendo octogenaria estaba al “pie del cañón” en su puesto de churros en el paseo del muelle llanisco, ahora regentado por la tercera generación de su familia. Ambas churreras Dorila, después su hijo, y Juanita , ahora su nieta, han pasado a formar parte de nuestra historia por elaborar unos churros de los más exquisitos de Asturias.



lmagen de - edad de niebla -


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