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  • Foto del escritorEstrella Collado

Género y Desigualdad


8M Día Internacional de la Mujer

Con dificultad caminando hacia la igualdad plena



Dibujo a lápiz color. Paloma Fernández



El 25 de noviembre se conmemoraba el Día Internacional contra la violencia de género, en este blog, hemos publicado un excelente artículo, Masculinidad y Violencia de Género” de Merche Toraño, donde analiza la violencia hacia la mujer tanto física como psíquica, desde varios aspectos sociales y educacionales. En esta ocasión, cercana la celebración del 8M, Día Internacional de la Mujer, no podemos menos que unirnos a las reivindicaciones de siempre, especialmente las más preocupantes: violencia y brecha de género.


A cerca de las agresiones hacia las mujeres hay voces oscuras que pretenden borrar el término “género”, con argumentos que no merecen ni ser considerados. Son muchos los estereotipos y lugares comunes que la rodean y la introducen en el pensamiento fantasmagórico social de una manera confusa y por tanto, contraproducente y ligado al androcentrismo y la misoginia que el patriarcado genera para producirse y reproducirse a lo largo de los siglos.


Por tanto es conveniente aclarar que todo atentado perpetrado hacia una mujer tiene alguna característica que lo relaciona con violencia de género, por la situación que va en correlación directa con la desigualdad en el reparto del poder y con las relaciones disimétricas entre hombres y mujeres, que establece la sociedad, y que subordinan “tradicionalmente” lo femenino a lo masculino.


La diferencia con respecto a otras violencias es que la fragilidad de la persona recae en el solo hecho de ser mujer. La violencia de género está diversificándose y aumentando día a día y esto es tremendamente preocupante. Hay muchas clases, según la relación en que esta se produce dentro de los diferentes ámbitos de la vida y de la función de poder de quien la ejerce. Así se considera, tristemente, un abanico de categorías que van desde el incesto, la agresión sexual, violación, acoso en el trabajo, acoso en los centros de estudios, en centros penitenciarios femeninos y otros lugares; tráfico de mujeres y violencia doméstica. Una lacra social cada vez más preocupante que nos impide avanzar en el camino hacia la igualdad plena.


Otro gran problema social es la brecha de género, la RAE la define como la diferencia entre la forma en que los hombres y las mujeres se comportan o son tratados en una sociedad, especialmente en términos de oportunidades, salarios y estatus. Sin entrar en otras brechas, como podrían ser la salud, educación o política, la brecha en la economía la estamos padeciendo sobre todo en estos tiempos de pandemia, y supone la diferencia en cuanto a los salarios, oportunidades de liderazgo y a la participación en el lugar de trabajo, que se da a nivel mundial.


A pesar del progreso lento y no exento de dificultades en el trayecto histórico por la consecución de nuestros derechos y hacia la igualdad entre hombres y mujeres, sobre todo en esta última década del siglo XXI, aún no hemos conseguido el éxito ansiado. Es frustrante no poder comprender por que la mujer no tiene las mismas oportunidades que los hombres en el mercado laboral, aún demostrando sobradamente idénticas capacidades, e incluso superiores, a las de los varones. Está claro que lo tenemos mucho más difícil. Y cuando conseguimos acceder a un empleo lo hacemos en puestos de más baja categoría y en condiciones de más vulnerabilidad. Es por tanto fundamental recordar los enormes esfuerzos de mujeres y niñas en el mundo para forjar un futuro mejor basado en principios de igualdad y recuperarse de esta terrible endemia.


Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, Día Internacional de la Mujer..., en fin, cada año es más justo y necesario celebrarlos para recordar que estamos aquí, que seguimos luchando por nuestros derechos, tratando de llegar hacia la paridad plena. Mientras, deberíamos pensar en trabajar juntos y juntas con los diferentes agentes sociales y políticos para erradicar todas estas trabas que nos impiden avanzar. Si bien es verdad que por parte de los gobiernos ha habido apuestas novedosas e importantes y se ha creado una legislación específica que ayuda, pero no es suficiente.


Hemos de reflexionar, si la sociedad está fallando es porque fallamos todos y todas. Es conveniente la autocrítica social, que se involucren las familias, una educación no excluyente y sobre todo la implicación masculina. Hay programas y proyectos que surgen en el seno de los centros educativos muy importantes para la concienciación de estos colectivos como lo son, "Educando en igualdad. Sumando esfuerzos para prevenir la violencia de género”, entre otros, pero aún insuficientes.

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