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  • Foto del escritorMerche Toraño

No te infoxiques, por favor

Infoxicación


¿Te cuesta leer un texto completo fijándote en cada frase o te has acostumbrado a mirarlo saltando palabras? ¿Buscas con ansia información por las redes continuamente? ¿ No acabas de entender o tergiversas lo que lees?


Si es así es muy probable que estés infoxicado


La infoxicación, término acuñado por Alfonso Cornella en 1996 y definido por la RAE como “sobrecarga de información difícil de procesar”, está dando lugar a una sociedad con individuos poco creativos, acomodados a copiar lo que otros investigan y publican, de personas cuya capacidad de esfuerzo intelectual se ancla en las búsquedas por Internet, en personas incapaces de analizar de forma eficiente esa cantidad enorme de contenido, hasta el punto de perder el sentido analítico sobre si lo que están leyendo o escuchando se ajusta a la realidad o no. Cualquiera puede ser autor y ofrecer datos en Internet por lo que, si carecemos de espíritu crítico, podemos caer en el grave fallo de dar por bueno todo lo que encontramos y aplicarlo a nuestras circunstancias o creaciones con el grave riesgo de hacer el ridículo o meternos en un lío, además de involucrar en el peligroso juego de la desinformación a quienes creen en nosotros.


¡Cómo han cambiado los tiempos! y con ellos la forma de informarnos y comunicar con creatividad y esfuerzo!


Vivimos en una era en que la inmediatez, acompañada de la pereza mental que nos facilita la tecnología de la informática, está terminando con la exquisitez y la paciencia con que se informaba y se leía en tiempos todavía muy recientes. Un abrumador flujo de información ha irrumpido en nuestras vidas con una fuerza difícil de controlar por nuestra voluntad, a veces débil, ante la obtención de logros sin hacer mayor esfuerzo que encender nuestros ordenadores o cualquier otro dispositivo tecnológico a los que tenemos acceso con facilidad.


Añoro esa época cercana, aunque la sensación sea de lejanía, en que conseguir información fidedigna para llevar adelante nuestros trabajos universitarios o ejercer cualquier profesión que conllevara documentarse de forma efectiva y seria, te obligaba a acudir a fuentes primarias como bibliotecas, hemerotecas, organismos públicos, empresas, etc, incluso en ocasiones a otras, a su vez fuentes secundarias, de mucha fiabilidad, incluso al propio lugar donde surgía la noticia si se trataba de dar vida a un artículo periodístico con firma. Eran las empresas de medios de comunicación, prensa y las editoriales las que publicaban las noticias y escritos literarios. A partir de la llegada de Internet cualquiera escribe o graba audios y vídeos que luego publica. Y son muchas las personas que no aciertan a discriminar entre lo cutre y lo riguroso contado por profesionales. Nos encontramos en más ocasiones de las deseadas, por ejemplo, con artículos, cuyos autores desconocen o descuidan las más elementales reglas de los distintos géneros periodísticos o literarios, incluso con errores ortográficos y gramaticales graves y, lo peor, sin ningún rigor. La consecuencia de esos escribientes sin escuela es que esa información va a ser encontrada en buscadores de Internet, Google,etc y creída, copiada o compartida en ese gran negocio que son las redes sociales en las que muchos escritos publicados son copias reformadas de otros tantos escribientes que, a su vez, han ido copiando y copiando a otros tantos copiadores hasta hacerse difícil saber cuál es el escrito o escritos originales


A veces, la falta de un conocimiento de base o un talante racional hace que el asioso de aplauso no se conforme con lo primero que encuentra en la búsqueda de información, y para intentar que su posterior perorata sea lo más parecida a algo propio, se sumerge en la web hasta consumir tales cantidades de información que no llega a poder discernir, ni siquiera a analizar, entre todo lo que ha visto y leído y ,por tanto, puede ser presa fácil de los profesionales de la falacia ignorante o sin escrúpulos, pudiendo considerarse entonces víctima del llamado síndrome de infoxicación, cuyos síntomas, según los expertos, son ansiedad y a veces angustia. y las consecuencias, como ya apunté anteriormente, la limitación paulatina de la capacidad para analizar los mensajes, cayendo con facilidad en la trampa de los fake news o noticias falseadas.


Por desgracia para la inteligencia natural y en favor de la artificial, están acabando los días en que todo lo que se publicaba era genuino, del propio firmante de lo escrito, y si alguien osaba copiarlo, aunque fuera parcialmente, se acusaba al hecho de plagio. Eso es ya difícil encontrarlo entre los tantos millones de escribientes y hablantes sin control que pululan por la virtualidad; por los buscadores, por las redes sociales… Qué simple la sociedad del futuro, qué modelo humano, qué lástima de cerebros perdidos, por acudir a las máquinas en busca de ese indigente aplauso que nos hace sentirnos mejores intentando engañar al resto del mundo con su, como personalmene califico, "incapacidad capaz", o sea, capaz de la repetición de lo original, de lo de otros,


Hoy, cuando necesitamos algunos datos, no prescindimos de los buscadores de Internet, ni tan siquiera los nostálgicos empedernidos de esa forma creativa de trabajar las noticias y la comunicación. Es más cómodo y más inmediato. (¡Ojo!, uno es la búsqueda de datos y otro el famoso “copia y pega”o copio cambiando alguna palabra) ¡Otra vez la inmediatez! en esta época de prisas en que quien llega el primero en cualquier cosa adquiere, por lo general, más ventajas . Pero no todas las veces, como dice el refrán ,“por mucho madrugar amanece más temprano”. La rapidez y la facilidad de ningún modo son buenas consejeras en cualquier ocasión, en especial cuando lo que tenemos entre manos se trata de cosas serias y que requieren una dosis de responsabilidad, Y pasar muchas horas en Internet queriendo enterarnos de todo lo que aparece a cada segundo tampoco es el consumo más recomendable por lo difícil de procesar el exceso de datos . En los casos de necesidad de información, lo mejor y más seguro es tomar unicamente tres o cuatro fuentes, pero eso sí, muy muy muy fiables, contrastar entre ellas los datos que buscamos y esforzarnos por comprenderlos. Solo se entera bien quien así lo hace.


Mi deseo para quienes lean esto, es que no lleguen a la infoxicación, por su propio bien y por el de la humanidad


Imagen de - edad de niebla -

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