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  • Foto del escritorEstrella Collado

Salchichas con historia



Cuando comemos salchichas acompañadas de patatas fritas, de puré, con mostaza o simplemente como deliciosos perritos calientes, nunca se nos ocurre pensar que gracias a alguien estamos disfrutando de este alimento cárnico tan popular mundialmente.


Hace unos cuatro mil años se ha documentado un alimento similar a lo que hoy conocemos como salchicha, a partir de una tripa de animal, concretamente de cerdo, rellena de carne picada macerada con especias. Esta receta ya la elaboraban los babilonios, suponiendo la referencia más antigua de la que se tiene constancia. Así mismo en la Grecia clásica era un producto alimentario muy apreciado. La morcilla, otro tipo de embutido muy similar, fue creada por un griego de nombre Atómates de Corintio. Igualmente ocurría en la antigua Roma donde se ensalzaba la salchicha, de hecho su nombre proviene del término latino “salsus” que significa salado, y formaba parte inseparable de sus celebraciones sobre todo en las fiestas que realizaban en honor a Lupercus, dios de los pastores, y se llevaban a cabo a partir del 15 de febrero. Este ritual tenía como objetivo introducir a los adolescentes en la vida adulta. En esta ceremonia la salchicha jugaba un papel principal muy alejado de lo culinario, siendo asimilada como simbolo erótico. Estas prácticas tras la cristianización del imperio romano fueron prohibidas. Incluso el consumo de este alimento fue desaconsejado por la iglesia, llegado el tema a tal punto que el propio emperador Constantino, a la sazón convertido al catolicismo, sacó un edicto prohibiendo su fabricación. A pesar de ello, en la clandestinidad continuaron formando parte de la dieta y de las fiestas de los romanos.


Pasado el tiempo será en nuestra era, a mediados del siglo XlX, cuando en la ciudad alemana de Frankfurt se presentó una salchicha especial con un ligero ahumado y embutida en una tripa delgada y transparente, así el gremio de carniceros de la ciudad, sin ser conscientes de que su creación iba a ser un rotundo éxito, apadrinaron a la “salchicha de Frankfurt”, que se extendió por todo el mundo. Después de esta genial promoción gastronómica, otro alemán tuvo la genial idea de poner una salchicha caliente en pan con salsa de mostaza. Y le puso como nombre el de la raza de su perro “dachs-hund". Pronto se puso de moda extendiéndose por Europa. Finalmente llegó a Estados Unidos, con el nombre de hot dod (perrito caliente) donde caló hondo y lo hicieron prácticamente “menú nacional”. El responsable fue en 1906, Harry Steven, vendedor ambulante de bocadillos, quien consiguió una concesión para vender sus productos en los estadios durante los partidos de béisbol, incluyendo los perritos calientes.


Imagen de - edad de niebla -

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