Reflexión
"Todo pasa y todo queda”, decía Machado: "pero lo nuestro es pasar/ pasar haciendo caminos/ caminos sobre la mar…”
Y es precisamente sobre un mar donde parece hacerse el camino, ese camino que se va desvaneciendo en el agua salada de nuestros desencantos, ese camino de tierra vieja que atrapa nuestras pisadas los días de lluvia, ese camino hacia no se sabe dónde que nos implica en sinsabores, envidias, traiciones y hasta guerras entre poblaciones hermanas.
Poco ha cambiado la mente humana a través de los siglos y muy poco se presiente que pueda cambiar, por lo menos para mejor. Esos seres llamados personas, humanos u hombres y mujeres, no parece que sintamos ningún deseo ferviente de dejar en nuestra herencia un giro social más solidario, igualitario y altruista. Gastamos tinta, llenamos papeles, páginas de internet, programas de radio o televisión con mensajes redentores y deseos altruistas que no responden a la realidad que se practica. Así mismo condenamos con vehemencia las acciones teórica y convencionalmente reprochables, mientras sentenciamos a las personas “distintas". invisibilizamos ante nuestras conciencias el hambre o la miseria de otros. Educamos a nuestros hijos en la necesidad de consumo y la obligación de tener las últimas novedades salidas al mercado, sin instruirlos sobre las carencias de otras personas que han venido a este mundo con menos suerte. Ignoramos la falta de respeto que se practica hacia nuestros mayores, les inculcamos, como máxima, la fuerza de la juventud y no les contamos el valor de la experiencia, convirtiéndolos en seres absolutamente egoístas y adoradores de lo efímero, de lo momentáneo, de lo que consigue el dinero, irrespetuosos con lo que significan los sentimientos nobles y altruistas e ignorantes del valor de la edad y de la diferencia.
Imagen de -edad de niebla -